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Jimin sintió un dolor punzante en su cráneo que solo era otra prueba de lo mucho que había llorado. Sus ojos estaban hinchados y lagrimas a medio secar seguían adornando su rostro, entonces un pulgar cuidadoso las borró por completo.

No dijo nada al respecto, prefirió guardar silencio y Jungkook lo respetó. Comprendía que habían cosas que no le incumbían y que a su medido tiempo quizás Jimin confiaría lo suficiente para decirlas.

Ambos estaban en la habitación del pelinegro, la puerta medio abierta mientras el castaño descansaba en su pecho y formaba un puño adorable encima de su estómago. Con una adoración fuera de este mundo, Jungkook acarició su espalda y con cuidado dejaba leves besos en su rostro.

El último beso que dejo fue en una adorable nariz de botón que le encantada.

Mierda. Todo de Jimin le encantaba.

—L-lo siento.—Murmuró con pena el castaño, sintiendo que volvería a llorar, el pelinegro le miró directamente, la corta distancia ayudándole a destacar aquellos detalles que antes quizás no había notado, los surcos en sus ojos y pliegues en sus labios.

—Solo quiero que estes bien.—Murmuró de vuelta. Jimin formó un puchero y pronto sus ojos se cristalizaron de nuevo, sintiendo las lágrimas otra vez.

Escondió su rostro en el cuello ajeno, respirando de forma errática al tiempo que se odiaba por ser tan sensible.

—Eres hermoso, probablemente una de las mejores sorpresas que me ha dado la vida.—Jimin sorbió un poco su nariz.

—¿Q-qué hay de Jeongsan?—Jungkook rió de forma ligera.

—Eso no fue una sorpresa, si tienes sexo ¿qué esperas? ¿Un gato?—El castaño rió levemente antes de respirar buscando un poco de calma.

—Podrías hacer eso si fueras gay.

El pelinegro sonrió y cerró los ojos.

—No soy gay.—Y el castaño se tensó.—Soy Jiminsexual, mi atracción se limita a cierto chico precioso que me tiene babeando hace ya desde un tiempo.

Jimin levantó su cabeza y le miro como si estuviera buscando la broma, sus mejillas se adornaron con un tono carmesí y trato de esconder una sonrisa.

—Eres asquerosamente romántico.

De forma dramática Jungkook dobló su cuerpo y llevo una mano a su corazón mientras hacía una mueca de dolor.

—Creo que moriré por tu culpa.

—¿Qué? ¿Cómo?—El pelinegro sonrió de forma socarrona antes de tomar la mano de Jimin y colocarla encima de su corazón.

—¿Puedes sentir eso? Tu lo causas, deberas pagar las cuentas del hospital. Vivo con taquicardia desde que te conozco. Te denunciare Park Jimin.

El castaño abrió sus ojos con sorpresa y soltó una carcajada antes de golpear su hombro de forma juguetona.

Oh, su risa es preciosa, pensó con los ojitos brillando el menor. El sonido que hacía Jimin al reír producía que su cuerpo sintiera una corriente eléctrica desde su espina dorsal hasta cada una de sus extremidades, sus bellos se erizaban y una sonrisa se formaba en su rostro.

—No debo creerle nada a los hombres que hacen ese tipo de frases.

—¿Por qué?

Jimin volvió a reír.

—¡No son de fiar! ¿Cuantas veces has usado eso con alguien?—Nuevamente pretendió estar dolido pero esta vez de forma disimulada tomó la mano del castaño y jugueteó con sus deditos.

—Hyung eres malo.—Se quejo tal y como lo hacía Jeongsan.—Solo hago esto contigo.—Hizo un puchero.

¡Jeon Jungkook eres un niño! Gritaba Jimin en su interior.

Con una linda sonrisa se acerco al rostro del pelinegro y rozó sus labios para luego alejarse.

—¡O-oye! ¿Qué fue eso? ¿Estás jugando conmigo?—Jungkook lloriqueó esta vez sin actuar ni un poco y Jimin rió a gusto.

—Quizás—se limitó a decir antes de encogerse de hombros y volver a inclinarse hacia delante.

De forma inconsciente sus ojos se cerraban a medida que sus respiraciones se mezclaban y creo que esta es la parte favorita de cualquier beso, cuando la anticipación lo es todo, esas ganas de probar de forma desesperada al otro.

Rozaron sus narices de forma cariñosa y luego entreabrieron los labios para darle paso a un beso lento y lleno de sentimientos.

Dos corazones completamente agitados, gritando por el otro. Definitivamente no podían negar sus sentimientos pero sin decir palabra alguna comprendían el miedo que rodeaba a sus almas.

Jimin se incorporó un poco para tener una posición más cómoda y pensó que se desmayaría cuando dos manos grandes acariciaron su espalda hasta posarse con mucha delicadeza en su cintura.

El castaño suspiró en el beso, amaba la delicadeza que tenía Jungkook a la hora de tocarle. Había sido incapaz de imaginarse siendo tocado con tanto amor pues nunca había estado en una situación parecida.

Por su parte, Jungkook sentía que se elevaba de forma exponencial, los labios carnosos y suaves de Jimin contra los suyos solo le hacían querer ir más y más allá.

Y siguieron así por un tiempo, besando con cariño y de a ratos acelerando un poco el ritmo. Jimin acariciando la mejilla de Jungkook sin parar mientras el pelinegro hacía círculos en su cintura con su pulgar.

Finalmente se separaron, haciendo un sonido mojado que hizo reír a Jimin mientras corría la mirada avergonzado. Jungkook relamió sus hinchados labios y simplemente quiso besarle de nuevo pero en vez de eso se limito a darle un gran abrazo y pegarlo a su cuerpo sin querer soltarlo jamás.

Solo entonces pudo tener la vista hacía la puerta que seguía entreabierta, topándose con dos ojos redondos tan parecidos a los suyos.

Mierda.

Hey baby! • KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora