Raros acontecimientos

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Yuki iba caminando feliz de la vida después de haber surtido ramen, mucho ramen, además de que también tenía planeado darle una pequeña visita a Mitzuki, la morena no le había dirigido la palabra desde la última vez que fueron a la torre del Hokage, ¿por qué será? Que ella sepa no ha hecho nada malo, bueno, en fin, Mitzuki siempre ha sido exagerada, tal vez con el ramen la ponga contenta.

Había entrado a la villa de los Uchiha, no pudo evitar sentir un escalofrío recorrer su espalda, después de todo ese lugar estaba lleno de recuerdos amargos, desde que terminó la Cuarta Guerra Ninja intentaba convencer a la azabache de que mejor se fuera a vivir con ella, pero el orgullo de Mitzuki no se lo dejaba, por eso mismo la visitaba todos los días, para que la chica no se sintiera sola.

—Enserio, ¿por qué esa tonta no quiere vivir conmigo? Le mejoraría ese humor de perro que tiene—susurró mientras caminaba directo a la casa de la Uchiha.

Por fin al llegar, tocó el timbre tres veces, ¿por qué? Porque era como un código para ellas, ya que podría decirse que a Mitzuki no le gustaba recibir visitas y a la única que aceptaba es a Yuki, muy a duras penas, por cierto.

Yuki miró como la puerta era abierta y por fin miró a Mitzuki, pero se quedó desconcertada, miró directo a los ojos de Mitzuki y lo que vio la sorprendió de sobremanera, ella tenía...tenía... ¡Ojeras!

—¡¿Qué te pasó?! Tú odias las ojeras por eso siempre te duermes temprano y justo ahora apenas son las siete, aún no ha oscurecido lo suficiente, en la tarde no las tenías—se notaba su sorpresa.

—Cállate dobe, haces que me dé dolor de cabeza.

—¡Pero no lo entiendo!

—¿Eso debería sorprenderme?

—¡Oye! Estoy preocupada.

—No es nada malo, es sólo que ha habido noches en que no puedo dormir.

—Pero no las tenías en la tarde.

—La magia del maquillaje.

—Oh, no lo había pensado así.

—Claro, tú casi ni usas.

—En fin, ¿puedo pasar?

—¿Para qué?

—Mira lo que te traje—le mostró feliz la bolsa con ramen.

—¿Acaso quieres engordarme? —su mirada decía "tengo una hermosa figura como para comer esa porquería".

—Oh vamos, te he notado más flaca desde hace ya una semana.

Mitzuki apretó los labios y desvió la mirada, Yuki notó esa acción.

—¿Estás comiendo como se debe? —preguntó Yuki con la mirada llena de seriedad.

—No te incumbe.

—¡Claro que me incumbe! Eres mi mejor amiga.

"Eres mi mejor amiga"

Cuatro simples palabras que le amargaban la noche a Mitzuki ¿Amiga? Esa palabra dolía.

—Vete—dijo la morena con veneno en su voz.

—¿Eh? —Yuki no comprendía.

—Si enserio eres mi amiga vete.

—No te entiendo, ¿no ves que estoy preocupada?

—¿Por qué mejor no te preocupas por Haruka? Se nota que ella es alguien importante para ti.

—¿Eh? ¿De qué hablas?

Mi género contrario NARUSASUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora