acostumbrándote

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Enfermizo y adicto como si estuviera bebiendo de un claro, con el reflejo del sol, como si hubiese encontrado un oasis en el medio del desierto más peligroso del mundo. Era dulce también, como la miel. Tan adicto se volvía... y al otro le gustaba ser la droga. Porque amaba ser tomado, una y otra vez, por sus labios.

Sentir el aliento húmedo y molesto allí. Cuando no lo hacía, ardía como mil heridas pequeñas, como si una llama de ardiente fuego, se posara en su piel.

Como si lo hubiese abandonado.

Ellos ahora estaban conectados por un hilo, muy pequeño y que parecía muy delicado. Tan fino con las hebras de su cabello, pero tan fuerte como si fuese hecha de diamante y reforzada con hierro, metal. Irrompible. Los unía para siempre, hasta que su última respiración caliente dejase su organismo.

"No la escondas." Gruñó asustándolo.

Aún no terminaba de acostumbrarse a que ya no estaba más solo. Llevándose varios sustos; por ejemplo, cuando salía de la ducha, y sin levantar la vista caminaba por su departamento. Como siempre, en silencio y solo.

Jamás recordaba que Zayn era muy parecido a él, silencioso e iba en su mundo -aunque sus gruñidos y rugidos eran muy ruidosos- hasta que se cruzaban y siempre tenía algún comentario.

Como ahora.

"Quiero que todos lo sepan." Subió su mano y con lentitud, bajó el cuello de su suéter, lo dobló a la medida justa.

Su marca a la vista, enrojecida. Joven y fresca. Tan apetitosa que el alfa no pudo resistirse.

Niall sintió un escalofrío en todo su cuerpo cuando los labios que de a poco comenzaba saberse de memoria, tocaron esa parte sensible. Ladeó más su cuello, muy sumiso.

No se conocían demasiado, pero una de las cosas que más le gustaba a Zayn de Niall, era lo que receptivo que se ponía y cómo su omega se entregaba a él. Incluso cuando le contradecía y le daba pelea, sus manos temblaban por tocarlo. Ansiando ser calmado por su alfa.

Zayn amaba que Niall lo necesitara tanto.

Y eso, el omega no lo sabía, por ahora no lo había notado, de lo contrario lo evitaría. Eso lo tenía bien en claro, el espíritu de Niall era muy independiente y eso provenía de su familia. El alfa lo sabía antes de conocerlo, pero aún así lo quería.

Incluso si su instinto de alfa lo hubiese rechazado al principio, no pudo negarse cuando su aroma a duraznos y naranjas entró a su hogar.

Aunque, le costó un poco sentirlo mejor. Niall estaba un poco reacio a la situación al principio, su rostro se mantuvo serio todo ese día, incluso toda la próxima semana. No obtuvo buenas memorias de ella, ni de ese lugar, por lo que decidieron mudarse a la casa del omega. Y para su suerte, su alfa se sintió a gusto allí.

Consumaron la relación en ese departamento, decorado con muebles y cuadros negros que combinaban con las paredes blancas. Niall era una persona muy limpia, y manteniendo todo de esos colores, podía ver con facilidad cuando algo tenía un poco de suciedad.

En realidad, Niall era una persona muy organizada. No era para nada de esos omegas que querían ser autónomos e independientes pero se mostraban incapaces de hacerlo. Él era todo lo contrario, era capaz incluso de organizar varias vidas a la vez.

Por eso, era el administrador de la empresa de su padre. El Alfa de su familia. El joven amaba su trabajo, y aunque no lo hiciese no tenía otra opción. Jamás se le otorgaría el puesto del Jefe, ese estaba reservado para el Alfa más adulto de la familia. El que estaba al mando de todo.

Y ese era su padre, pero pronto sería su hermano. El jamás lo sería por tres razones:

Era omega.

one shoots »zhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora