Según lo que me iba contando Anel, eramos (o al menos eso afirma ella) inseparables, Anel, Selene y yo, quien pensaría que eso fuera verdad, al menos no ahora.
-¿No recuerdas nada? ¿En serio? - preguntaba Anel un poco frustrada.
-Ammm no, es que de ella solo tengo una sensación muy fuerte de, como llamarlo, asco sería la palabra correcta.-
-Mira no se porque pasa todo esto y en serio si es una broma...- empezó a subir el tono molesta.
-Ya relajate por favor Ani, en serio nunca te jugaría una broma tan pesada, eres mi mejor amiga y la única además.-
-Eramos tres.- interrumpió Anel.
-Mira, si realmente no es una broma (ya más preocupada) deberías ir a tu casa a conversar con tu papá, el sabrá mejor como decirte...-
Se pauso durante unos segundos.
-¿Decirme qué?- le pregunte molesta.
-Solo, haz caso ¿si? Yo se que nunca escuchas a nadie pero esta vez si tienes que escuchar, el único que puede hacer algo es tu papa.-
La preocupación en su cara crecía entre más hablaba.
-De acuerdo, me iré a casa a preguntar a mi padre, pero exactamente ¿qué debo preguntar?-
Salí de ahí con más dudas que respuestas y para colmo de males Selene venía justo frente a mi, tratando de encontrar su camino con el mío.
-¿Acaso la señorita también quiere quitar su blusa delante mía? ¿O es que tal vez vengas a preguntar por mi novio?-
Jamás entenderé porque me daba tanto repudio de tan solo ver su rostro.
-Así que el niño te lo contó, bien (suspiró fuerte y cansada) supongo que no significa nada pero de verdad lo lamento.-
Desearía tener un espejo en ese momento, no supe que cara poner y hasta el día de hoy jamás supe que expresión fue la que mostré, al cabo de un tiempo Selene soltó una pequeña carcajada.
-Lo siento, es que siempre que veo esa cara me causa gracia es todo.- decía Selene con un tono travieso.
-¿Cuál cara? Pregunté curiosa.
-La que siempre pones cuando no entiendes algo, eres como un libro abierto para mi, recuerda que nos conocemos desde que tenemos uso de razón.-
No pude articular palabra alguna, solo asentí con la cabeza y seguí mi camino, ese día se estaba volviendo más confuso a medida que avanzaba.
Mientras la tarde pasaba pedí el día con el maestro del equipo, Lian trato de tomar el día también para estar conmigo pero el maestro rechazo su petición, le dije a Lian que estaba bien, no era nada para preocuparse o al menos eso sentí.
De camino a casa recibí un mensaje de Lian.
Seguro que tienes algo, lo puedo notar en tu rostro, no quiero preocuparme pero no lo puedo evitar, solo te pido que al igual que tu me ayudaste en su momento, me dejes ayudarte cuando sea necesario. Te quiero.
Como siempre tan atento, pero tenía algo que hacer, mi padre siempre me prometió estar ahí para mi cuando más lo necesitará, pues este día lo necesitaba más que nunca.
Tal como le pedí, el ya estaba esperando en casa más temprano que lo habitual, no sabía como exactamente tenía que afrontarlo pero decidí hacerlo a mi manera.
-¿Tu recuerdas algo de Anel, Selene y yo siendo amigas? Porque yo no.-
La cara de mi padre se puso pálida, y aunque temblando, comenzó a preguntar.
¿Como qué si recuerdo algo?! Pues claro que lo recuerdo todo¡ ustedes parecían ser las tres mosqueteras, nunca se separaban, incluso los papás de Anel y Selene y nosotros nos frecuentabamos seguido.-
Mientras escuchaba esto solo podían surgir más preguntas.
-.¿Entonces qué paso? ¿Porqué ya no se frecuentan? ¿Y porque no tengo memoria de Selene antes de los trece y solo de Anel?-
-!Alejandra¡ , ¿estas diciendo que olvidaste lo qué pasó con todos nosotros durante aquel viaje?-
Me tomo por sorpresa el comentario de mi padre, ¿a quien se refería con todos nosotros?
-Oye papá, en serio quisiera seguir jugando a las preguntas y respuestas todo el día pero de verdad necesito saber que pasó.-
Lian llegó a la puerta, baje para atender, no contaba con que su madre vendría con el.
-Adelante, siéntanse como en casa, ¿les ofrezco algo? ¿Café? ¿Agua? ¿Alcohol?-
-!Que son esos modales señorita¡- gritaba mi padre mientras bajaba la escalera.
-Van a pensar que yo te eduque así, buenas tardes, pasen y siéntanse cómodos, como en su casa.-
Me sorprendió lo atento que era mi padre con las visitas.
Comenzamos a hablar de nuestra relación, los cuatro sentados en la sala, era algo incomodo, pero que tenía que pasar.-¿Si saben usar un condon, verdad?-
Preguntó la mamá de Lian mientras a mi padre se le salía el agua que estaba bebiendo por la nariz.
-!Señora¡ Eso queda fuera de lugar en esta conversación, además no creo que ellos estén listos.-
-No se sorprenda luego si salen con alguna buena nueva ¿sabe a lo que me refiero?-
-Se a lo que se refiere (en tono nervioso) pero sigo pensando que son muy jóvenes.-
-Mire señor...-
-Dígame por mi nombre, Héctor, por favor.- Interrumpió mi padre.
-De acuerdo, señor Héctor, le entiendo muy bien, es muy aterrador que algo así pase pero, es precisamente para evitar que eso pase, se les tiene que informar, además ellos están haciendo un proyecto relacionado con lo que estamos conversando ¿no es así Maxi?-
-Si madre, de hecho me tengo que retirar para ir por el bebé, los veo luego.- dijo Lian mientras me hacía señas de que lo acompañara.
-No quiero ir solo con ella de nuevo, no estoy segueo de lo que sería capaz de hacer si me solo, por favor ven conmigo.- rogaba Lian.
Antes de darme cuenta ya estábamos en casa de Selene, al parecer tenía invitados pues afuera se encontraba un auto desconocido para todos en la calle donde vivía, salió a recibirnos...
-!Ale¡ !¿Hace cuanto tiempo de no verte por aquí?¡-
Gritaba mientras corría a abrazarme.-¿Te sientes bien?- pregunté extrañada -Cuanto tiempo dices, yo no recuerdo haber estado aquí- molesta le susurre.
Mientras caminábamos hacia la sala me venían destellos é imágenes, poco a poco comenzaba a recordar algunas y justo en la sala...
-! Hola¡ Soy Carlos, el imbécil ¿te acuerdas de mi?-
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Fuego perpetuo
Teen FictionDespués de pasar por un viaje interno, recuperar algunas memorias y hacer lo que jamás pensó que haría por otra persona, Max debe de sobrellevar una vida llena de sentimientos nuevos y lo más nuevo de todo, una relación con Lexa.