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Se sientan, te miran y disparan. Disparan opiniones y juicios de una vida que no han vivido y de una piel de cuya historia no tienen ni idea. Típico.

Por eso déjame que te recuerde: que no te importe. Que no te importe esa mirada desafiante, a veces de envidia y otras de juicio, que no te importe el cuchicheo a tus espaldas o las malas palabras, que no te importe la opinión ajena.

Opiniones como colores hay muchas, algunas ayudas y otras estorban más que otra cosa, por eso quédate con las constructivas, las que suman y no las que restan.

Y para ello tendrás que quererte, tendrás que mirar por ti primero antes que por tus compañeros. Te recuerdo: NO es egoísmo es AMOR PROPIO (a veces tan confundidos). Cuando consigas quererte te darás cuenta que ninguna opinión te afecta, que con tener la tuya ya va de sobra y que el resto te la sopla. 

Hay quienes dicen que la opinión de los más cercanos si les importa, y yo pregunto ¿por qué? Que alguien esté en tu día a día o sea de tu familia no le da más derecho a juzgarte (negativamente) pues la sangre no significa mismas vivencias, sino mismas raíces. Y a veces las raíces entienden menos que familias distintas. Son creencias.

Chicas ámense a mismo ustedes son perfectas tal como son

así se siente tener depresión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora