° 13 - Solo negué con la cabeza

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-Alina

Estaba caminado de la mano con Sanders, y de nuevo, pensaba mucho. Sobre todo, hasta que pasé frente a una tienda, tiene un gran vidreal.


El vidreal, nunca me fijé en ello ciertamente.

Se reflejaba mi silueta y la de Sanders. Pero ambas se veían borrosas, o al menos yo aseguro que las veía borrosas.

Me detuve en seco y me acerca al vidreal, no puedo, simplemente no puedo ver mi reflejo, como antes.

-¿Qué pasa cariño? -cuestionó Sanders a mis espaldas con un tono sereno, rápido me gire para verle.

-Sanders -Murmuré de forma audible al menos para el- que pasó luego de... -tomé una bocanada de aire- mi accidente, o como fue que sucedió?

Creo que mi pregunta lo tomo desprevenido, hizo una mueca de confusión.

-Nada en particular, ¿a que se debe la pregunta? -inquirió el de forma tranquila.

Tenía que hacerle mil preguntas que me he guardado para mi y solo para mi. Pero debía hacerle las preguntas en un lugar seguro, así que le tome de la mano y caminamos de forma rápida a un parque que estaba a unas dos calles de donde estabamos.

Al llegar, procedí a sentarme en la banca más alejada junto a Sanders.

-Sanders, dime como paso mi accidente. O luego del accidente, como sea -repeti la pregunta, esta vez con firmeza.

-El carro resbaló en el pavimento congelado y, te llevaron a Emergencias, ¿por que preguntas? -tartamudeó-

Así que quise preguntar otra cosa, ya después de una pregunta las demás vienen sin que las detenga.

-Sanders... ¿Donde están tus padres?

-En un viaje, llegan hoy.

Le tome de las mejillas para que me mirara fijamente.

-Sanders, no se si me creerás pero, el hoy es... siento que se repite, no se el porqué pasa esto.

Me miró extrañado.

-Si intentas hacerme una broma, muy buen intento -dijo poniendo sus manos en mis mejillas -¿Es, broma no? -agregó en forma nerviosa ante mi seriedad. Yo simplemente baje un poco la cabeza y negué.

-Sanders, He dado este paseo 4 veces, he cambiado el día varias veces pero siempre se repite -mis palabras sonaban descolocadas, mis ojos se humedecian. El sol caía, estaba atardeciendo, el me miraba aún extrañado.

-¿Segura... de que no es una broma? -sentía que sus palabras sonaban torpes, riéndose para camuflar sus nervios. Igual no funcionó y lo noté.

Solo negué con la cabeza.

La noche llegó, el día se acaba. El frío comenzaba a congelar el aire.

Miraba como Sanders no me creía, así que me levante, me di la vuelta y salí caminado de forma rápida de allí.

Con cariño, Anna White. [Completa/En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora