Epílogo

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Increíblemente puedo recordar un poco en la parte académica. Pero no recuerdo personas, a nadie.

Volveré a clases en la Universidad en la cuál estaba antes de un accidente que tuve, según mis padres.

———

"Primer día de clases"

[1 mes después]

Entre y me senté en el primer puesto, junto a un gran ventanal enorme color blanco frente de mi, estaba el asiento del profesor.

Primera clase del día, Química.

Atrás de mi se sentaron otras personas pero de todas ellas una me llamó la atención

Era un chico con cabellos avellana, ¿castaño?. El mismo se acercó a mí y se sentó a mi lado rápidamente.

—Hola —una amistosa sonrisa se posó en la cara de aquel chico, como respuesta devolví el saludo.

— Primero que nada, Buenos dias  una risa de mi parte salió de forma involuntaria, una sonrisa a respuesta de el.–Debes superar. Se que no me recuerdas y sonará algo rápido o inesperado, pero

tú y yo nos conocemos, igual señorita, yo quiero que usted siga con su vida, yo... —De pronto la campana del instituto suena anunciando el inicio de clases, interrumpiendo a aquel chico castaño, el cuál me mira luego de ver la hora. Sus palabras sonaban abrumadoras, algo en el me abrumaba.

—Bueno señorita, las clases han comenzado, mucha suerte. —cantureea aquel chico en broma, viéndome atentamente mientras sonríe, se da vuelta con la vista al pizarrón y saca sus libros.

Pongo la vista en mi mochila para sacar mis libros y cuando alzo la vista hacía su dirección, el chico ya no esta.

–——

Oficialmente, la clase de química ha iniciado, y un nuevo ciclo también.
(

..)

Estaba en mi cama dibujando y pegó de repente.

Ya lo recuerdo todo.

Solo espero que estes feliz. No esperaba que todo haya sucedido de esa manera, ahora que estás tan lejos de mí y no pude hacer las cosas que me hubieran gustado hacer a tu lado. El lila era tu color favorito, el rosa el mío. Adoro las rosas y tu las detestabas por ser tan cliché, pero las amabas solo cuando se trataban de mí. Ahora, pongo Lilas y Rosas sobre el cemento, frente a aquella cafetería, mirando aquel vidreal intacto.

Veía que estaba roto aquel vidreal no era por casualidad, fue una causalidad. Fuimos aquella casualidad que rompió ese cristal aquel último día de invierno. En ese accidente de tránsito, donde nosotros fuimos las víctimas pero tu fuiste quién sufrió más.

Gracias por todo, te amaré siempre.

Mayo 06. Primavera.

—Con Cariño, Anna White.

Con cariño, Anna White. [Completa/En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora