II

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Cuando llegue a la edad de diecisiete años, solía salir de mi casa y colarme en las fiestas de mi generación casi todos los fines de semana.

Era divertido conocer gente nueva y no es que me gustaran las fiestas, pero era mucho mejor que quedarme en casa.

Lo que me gustaba de ellas era la gente.

Gente extraña que por alguna razón tenía una historia que contar.

La primera vez que oí una fue la noche que me encontraba fumando en el techo de una casa con una chica extraña de cabello azul y grandes ojos desorbitados y oscuros, le había preguntado sobre su día y ella no dudo en contestarme.

Ese día me sentí bien, así que determine que conocería a gente nueva.

Y no me arrepentiría

Tras meses de ir de fiesta en fiesta me sorprendió ver la cantidad de gente que había conocido y todas las historias que había oído, desde un par de chicos que se veían mucho más grandes que la mayoría de todos los que nos encontramos aquí —los cuales trataban de conseguir un trabajo—, hasta la historia de como una pareja había decidido tatuarse sus nombres.

Y así fue como conocí a tu padre.

Una noche fría de otoño, en la que la música retumbaba por fuera de la gran casa donde se desarrollaba la celebración, mientras miraba las estrellas que particularmente ese día se apreciaban de forma descomunal se oyeron pasos y risas.

Había dejado de apreciar el cielo para posar mi atención en el.

Y en el momento en que lo vi supe que era aún más hermoso que todas las estrellas juntas.

De pronto noto mi presencia y se sentó a mi lado, me miro con sus ojos cafés y me dio la sonrisa mas grande que e visto hasta el día de hoy.

Y cuando amaneció y el sol nublaba mi vista, me di cuenta que el había sido la persona más extraña que había conocido.

Quizás... por eso me gustó tanto.

paper and ink | K. taehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora