paper and ink | K. taehyung

XXVIII

Taehyung siempre había pensado que Cheong era una especie de salvación para el, que ella siempre iba a estar a su lado sin importarle nada. Que ella era una especie de cura que el no merecía.

Porque el había dejado atrás su pasado por ella.

Pero desde que ella murió tu padre había caído mas de lo que alguna vez lo haya echo en toda su vida.

El comenzó a fumar mucho pero no importaba porque sus pulmones habían muerto el día que ella se fue.

Bebía botella tras botella, pero todavía estaba tan malditamente vacío.

No comió nada durante días y cada mañana el despertaba en las sabanas de un extraño queriendo olvidar todas sus penas. Y cada noche el salia a encontrar a su próxima compañera.

Y lo hacia pensado que ella volvería y le daría un cálido y tierno beso. Pero al final caía en cuenta que eso no sucedería nunca.

Porque ella ya no podía salvarlo; y recordar eso le dolía.

Pero en vez de volver a sus viejos hábitos y caer en ellos... sucumbió en los peores.

Taehyung comenzó a beber a tal grado de estar enfermo en la cama durante días, para después pasar todas las mañanas de domingo vomitando sus entrañas.

El constantemente tenia dolores de cabeza y temblores en las manos.

Inclusive no vino a la escuela durante semanas, ya que todo le recordaba a ella.

El se destruyo esperando calmar su dolor.

Tras semanas de no haberlo visto el vino una noche en la que había una tormenta y tenia la peor borrachera que haya podido apreciar. Le dije que no podía dejar que te viera así, pero el no escucho mis palabras.

El camino a tu cuarto y se arrodillo frente a tu cuna apunto de llorar; después comenzó a sollozar. En ese momento pensé en sus palabras 'los hombres nunca debemos llorar, no importa que'.

Después de unos minutos el tomo tu pequeña mano y le dio un corto beso, y antes de irse esa noche me miró y no había más que verdad en esos hermosos ojos marrones.

Y supe de lo que trataba esta visita.

Me tomo de la mano y me beso con lagrimas en los ojos, segundos mas tarde coloco una carta en mis manos y dijo:

—Lo siento, te amo.