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- No te daría trabajo, es más, es posible que solo vaya a casa para dormir -John, mi hermano pequeño insiste por 4 vez hoy acabando con mi paciencia.

- Haz lo que quieras. -respondo ya hastiado de su largo discurso.

- Está bien hermanito -contesta con tono triunfal. - mañana mismo me mudo, adiós.

- Si si - cuelgo el teléfono y lo dejo sobre la mesa.

Odio que me molesten cuando trabajo, y este tonto decide llamarme justo cuando estoy más apurado.
Le ha dado por mudarse precisamente ahora porque no tiene libertad en casa pero, ¿qué demonios tiene eso que ver conmigo? Lleva días insistiendo pero precisamente hoy me pilló en el momento indicado, era eso o esperar más días de llamadas insaciables y claro, no puedo apagar el teléfono porque podría llamar alguien importante.
Sin mencionar a mamá, que no deja de enviarme mensajes intentando convencerme de que acepte vivir con John porque, cito textualmente "deberíamos compartir y convivir como hermanos".
Por favor, maldigo haberla enseñado a usar su nuevo teléfono.

Suspiro con pesadez. Por fin he terminado por hoy.

Recojo mis cosas y miro la hora en mi reloj; las 23:34 p.m, vaya hoy no saldré tan tarde.
Apago la luz de mi despacho, cierro la puerta y camino hacia mi auto. Habría terminado antes de no ser por ese insufrible.
Frotó mis ojos antes de ponerme en marcha y el camino se hace corto, quizás porque las ganas de dormir son las que conducen.

Aparco el coche y tras ponerle seguro, entro en mi apartamento. Es bastante amplio, tres habitaciones con su propio baño, sala compartida con la cocina, ambas habitaciones divididas por una encimera de mármol y balcón también amplio donde descansan algunas plantas.
Dejo el abrigo en una percha que cuelgo en la puerta y entro al baño para darme una ducha.

Nada como una ducha antes de dormir, el agua hace que deje de pensar y simplemente me relaje. Es lo único que necesito ahora.

Agarro una toalla y salgo de la ducha para detenerme un minuto ante el espejo. La fatiga se refleja en las ojeras que se empiezan a formar bajo mis ojos, junto a la falta se sueño.

Suspiro antes de lavar mis dientes y salir del baño para dejarme caer en la cama. No me molesto en ponerme ropa, dormir desnudo es un capricho que acostumbre cuando me mudé.
Ropa, ¿quién la necesita? Al final se está más cómodo sin ella...

Me acomodo bajo las sábanas con el pelo aún húmedo y sin pensarlo más, me quedo dormido.

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