IV

62 4 0
                                    


De nuevo este cuarto oscuro, este maldito cuarto que me lleva atormentando desde hace siete meses que paso todo, de nuevo viene a recordarme lo horrible que fue aquel día. Veo a Khaleb en la distancia, esa misma apariencia a que está borracho se vuelve aparecer en mis recuerdos. Esos mismos ojos azules y la vez enrojecidos por el alcohol se acercaban a mí, observando cada centímetro de mi cuerpo, acercándose como si fuera un león que acecha a su presa. No puedo moverme, de nuevo esa sensación de parálisis, esa desesperación de quedar totalmente inmóvil de no lograr ni un minúsculo movimiento y de no poder hacer algo, hacer que se detenga, hacer que todo esto pare. Y me despierto, sudado, llorando ¡NO OTRA VEZ MALDITA SEA! ¿Por qué lo sigo recordando? ¡¿POR QUÉ?! Odio todo esto, odio que la terapia no funcionara, odio tener que revivir esa escena, mi mamá llega corriendo, preocupada por el llanto que provenía de mí que a cada momento se volvía más fuerte e imparable. Mi mamá comprendía por qué estoy así, por lo que no dijo ni una palabra, no dudo en abrazarme para tranquilizarme, esa calidez me regresaba al a normalidad, de no ser por ella estuviera en el borde del colapso mental, hace su esfuerzo por tranquilizarme y realmente aprecio eso, pero no creo funcione mucho. Me pide que me arregle para ir a la escuela y sinceramente no tengo ánimos de nada, no quiero ir a la escuela, no quiero saber nada de nadie, volví a caer en la depresión que estos episodios acarrea, pero tengo que ir, necesito ver a Jacob, sé que con él mi humor volverá a la ser el mismo pero mierda por qué todo es tan difícil, por qué no se termina... y otra vez me encuentro llorando en el borde de mi cama, abrazando mis piernas, siendo vulnerable, indefenso.

Trato de mantenerme de pie, de seguir bien, de recuperar la compostura, me arreglo lo más rápido posible para ir a la escuela ya que se me hizo algo tarde y antes de que me vuelva a deprimir salgo corriendo de mi casa en dirección al colegio.

Quería llorar en todo el transcurso, quería hacerlo, pero no me permitía romperme y llegar así al instituto, simplemente no podría cargar con la burla de todos al verme tan vulnerable. Algunas personas son bastante malas y aprovechan el más mínimo detalle para traerte como su pendejo y no quería que eso me pasara.

Llego al colegio hecho una furia, ni siquiera me doy tiempo de verme en un espejo para saber que aspecto tengo, la clase estaba por comenzar y si no llegaba me quedaría fuera. Me detengo un poco y pienso, si llego al salón de esta manera será un completo caos. No podía permitir que Jacob me viera así, lo mejor era saltarme la primera clase, ir al baño y arreglarme un poco, más que nada quería evitar preguntas de su parte, aún es muy pronto para contar todo, tengo mucho miedo a que después de decirle que pasa o que pasó en mi vida me deje de hablar, salir del closet con alguien no es fácil, no muchos aceptan tus gustos, siempre existe la posibilidad de rechazo, si tan solo supiera que pasa por su mente, necesito saber si él también es gay.

Dejando los pensamientos de lado, tratando de despejar mi mente, me lavo la cara para borrar los rastros de lágrimas que salieron una que otra vez, con un poco de agua y mi mano me arreglo el cabello, estaba tan despeinado, horriblemente desordenado. Mis ojos están algo rojos, pero puedo disimular o decir que están irritados, igual y en rato se quita, me esperare a verlo en el comedor para desayunar. Tengo que ser lo mas convincente para que Jacob me crea.

Hago mi mayor esfuerzo por olvidar lo ocurrido, por darle vuelta al a página, pero cuando menos me lo espero los recuerdos vuelven. Fue duro todo esto, tan solo quisiera volver a ser feliz. Estoy a punto de volver a derrumbarme y recuerdo al chico, sus ojos perfectos, sus labios, su esencia como persona y regreso a la normalidad, justo a tiempo para cuando suena el timbre marcando la hora de comer, más bien desayunar porque ni eso he hecho y mi estomago reclama algo de alimento. Con paso calmado y tratando de no derrumbarme de nuevo voy al comedor y a lo lejos en la misma mesa de siempre está él, de espalda, pero sus rizos son reconocibles a kilómetros.

Recojo el desayuno y me dirijo a la mesa donde se encuentra el chico que me tiene enamorado. —Hola Jacob —lo saludo cuando estoy a lado de él, logrando que se sobresaltara un poco, aun no me había visto.

—¡Hola! — me responde bastante emocionado, tanto que incluso me abraza, al principio me sorprendí demasiado que di un pequeño brinco, pero de igual manera de correspondí al abrazo. Y de nuevo tengo esa sensación, algo que deje de sentir hace ya tiempo atrás, de maripositas en el estómago, el sentir cerca su calor, su aroma, un olor que se acaba de volver mi favorito, es un sentimiento un poco difícil de explicar, pero que me llena de felicidad y de calma a la vez. En tan poco tiempo me estoy encariñando demasiado con él y me aterra, temo volver a sufrir, que aunque no sea la misma historia, me partan el corazón otra vez, pero a la vez quiero saber que pasa, dicen que el que arriesga no gana y aun que este al borde de un precipicio grande quiero intentar algo, aun que claro primero hay que sacarle información y ver si hay posibilidades de que suceda algo entre nosotros, mencionar esa palabra me llena de alegría —¿Cómo estás? Creí que no vendrías hoy, ¿te paso algo? —suena algo preocupado.

—No, estoy bien solo que me quede dormido — trato de engañarlo y evitar más preguntas.

—¿Seguro? —asiento en modo de respuesta —bueno... y ¿Cómo te va?

—Emm bien supongo —levanta una ceja en modo de duda por mi respuesta no tan segura, lo ignoro y hay un silencio un tanto incómodo.

—¿Oye entonces si quieres ir al cine? —cierto iríamos a ver una película.

—Claro, saliendo de clases va, te veo en la puerta principal ¿te parece?

—¡Si! Entonces te veo en un rato —se levanta de su —asiento —me tengo que ir, quede con una compañera para hacer un trabajo en la biblioteca antes de salir —se despide con otro abrazo y se va.

Estar con él me transporta a una calma, una paz tan grande que hace que me olvide de todos mis problemas. Demonios si estoy bien enamorado.

Quedo totalmente embobado recordando su cara y esos cálidos abrazos, hacen que cada que pienso en ellos me saquen una sonrisa tan boba o que mis mejillas estén tan rojas en un color cercano al de un tomate. Me perdí tanto en otro mundo que no me di cuenta que el salón del comedor se quedó totalmente solo, yo soy el único que no ha vuelto a clases, así que apresuro mis pasos, para alcanzar a llegar a mi otra clase y no tener problemas en la clase. Avanzo a un paso veloz aunque sin llegar a correr parta que no me regañen los guardias y alcanzo a llegar justo en el momento en el que el maestro está por entrar y paso rápido antes de que el entre notando como el profesor pone los ojos en blanco, aunque con una ligera sonrisa, y yo le respondo con otra sonrisa un tanto tímida y con el cuerpo encogido por la pena, me da el paso y me dirijo a mi asiento, como siempre el último en la esquina.

A primera vistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora