La Obscuridad Del Infierno

06

Acham

Entre denuevo a ese cuarto lleno de soledad, me encontré con migo mismo y sentí la condena llegar solamente en un abrir y cerrar de ojos, es totalmente inevitable, sufrir, dolor, no para alguien más, solo destinado para mí. No hay nada más que hacer.

Me quitaron el cielo, ahora me van a quitar mi vida en la tierra.

Solamente me quedé unos minutos pensando en lo que acababa de presenciar y no hice nada, sin ninguna reacción para salvar a las almas, No...  Yo me estaría salvando a mi, eso haría que de igual manera terminará en el mismo lugar.

No podía ver con claridad a ese punto, solo pude sentir que caía y veía el cuarto alejarse aún más, a la par el castigo se acercaba, al mismo tiempo dejé brotar la primera lágrima de mis ojos. Pensé que solo era simplemente una alusión y no era realidad, solo hasta después de un rato me dio la claridad que aun que yo no recordase hacer eso todavía merezco un castigo, ahí me veo en el infierno, solamente frustrado por ser expulsado de la ciudad de plata. Y todavía con rabia en la cara pasé almenos 1000 años en ese infierno hasta que dejé liberar a los "malditos del ciclón" como se solían llamar las almas desgraciadas que dejé entrar al cielo, suponía que se hivan a divertir. Pero no me podía ir tan bien a mí, creía que me gustaba la venganza que había valido cada segundo, pero al final solo me preocupe por mi, no por los del cielo nisiquiera por el mi del futuro solo quería divertirme, pero terminé peor de lo que pude nunca estarlo.

—Solo quería "diversión"— pensé en voz alta al decirlo al unísono de mi yo del pasado.

En ese momento mi vista fue cegada por un cuerpo tan grande y de musculatura sumamente morbosa y con unos cuernos del tamaño aproximadamente de un niño de 10 años, podía comerse 3 personas y aun seguiría con hambre el mismo Lucifer en persona. Estaba asombrado en mi cuerpo reflejado del pasado. Pero yo por alguna razón seguía normal, como si lo hubiese visto mil veces,

Cuando haces enojar a lucifer logras ver su verdadero interior. Ves tu alma siendo aprisionada por la eternidad en una orchestra de dolor combinados con sopranos del agudizante  tintineo que te recuerda que estarás ahí para SIEMPRE.