Te recorren mis manos y te toque cual cuerda que se deja vibrando en el aire.
Describí tus bemoles, descubrí tus silencios, destape tu corazón y recorrí tu alma que moría.
Supe de tus querellas, de aquello que te enloquecía y rasguñe tu cuerpo haciendo surcos en tu vida.
Mire tus temores como si fuesen silencios y supe que vivías cuando tu boca busco la mía.
Desnude tus corajes aquellos que eran como notas negras en tu vida.
Deje que me llevaras por las calles vacías.... Esas que componían la melodía de tu alma y la mia.
Y estire las cuerdas de esos corajes y los volví mi melodía deje que escribieras en el pentagrama de mi vida.
Y al fin de aquel día supe que yo era la canción que Dios escribió en tu vida, la sonata que te deja vibrando de coraje o alegría.
Hombre violín déjame arrancarte las penas de tu vida, deja que mi arco toque con amor y dulzura una sonata que te llene de alegría.
ESTÁS LEYENDO
Él...dulce sabor de una letra
PuisiLetras vagas que se salieron un día. Algunos poemas dedicados de su servidora para los caballeros.