唐人街 ↬ Tendery

#1

Como con el mismo tono de Dream Launch en sus oídos. El viento cepilló sus cabellos vagamente, con el rastro de un frío invierno desvaneciéndose en la primavera.

Tanteó el pasto, rozando las puntas verdes con su suave frescura buscando la pequeña bolita de pelos que hace un segundo frotaba su naricita húmeda en su mano.

Todavía no miraba abajo hasta que sintió un peso peludito cayendo sobre su pecho, con el impulso del salto impactando contra su abdomen, y su lengüita en su cara.

—Ja, Ruby~..., espera... ¡tu no eres Ruby!

—¡Ven, Rapunzel! —Oyó, casi no. Su corazón se detuvo cuando miró en derredor y no halló por ningún lado una bolita de pelitos blancos y castaños.

—¡RUBY!

....................

—¡¿CÓMO QUE PERDISTE A RUBY?!

—¡NO LA PERDÍ, SE PERDIÓ!

—TENÍAS UN TRABAJO, ¡UNO, CHITTA-LO QUE SEA!

—¡NO FUE MI CULPA!

Luego de que ambos chicos se calmaran, se sentaron en la sala, mientras Taeyong miraba a la nada con un té enfriándose en frente.

—¿Adónde iba cuando la viste por última vez?

Ten casi llora en ese momento, más allá del porque no recuerda en realidad dónde pudo haber ido Ruby, porque la voz de su mejor amigo fue pequeña y débil y triste y le rompió el corazón.

—Ahg... no lo sé, Tae —Dijo acompañado de un suspiro—. ¿Ruby tiene un chip?

—No tengo ni para comprarme un pan ¿y tú crees que voy a tener para comprarle un chip?

—Buen punto.

Taeyong volvió a mirar a la nada, el menor sabía que el otro lo hacía, probablemente, para no matarlo.

Pensó un poquito más.

—¡El barrio chino!

El mayor lo miró nuevamente, aunque tras darle vueltas a lo que se imaginaba del lugar, abrió sus ojos con miedo.

—¡Tengo que llamAR A WINKO Y dECIRLE QUE NO SE LA COMAN!

Chittaphon miró como su amigo colapsaba y corría por los alrededores, arruinando el orden de su hogar, para poder encontrar su teléfono.

—¡Está en tu bolsillo, genio!

—¡Ya lo sabía! —Replicó, sacando el aparato de su pantalón con dedos temblorosos y sobrevolando números al azar hasta acertar con el número de su amigo chino.

—¡WINWIN!...¿KUN?

—¿Quién es? —Preguntó Ten, quedo, sintiendo que ya no tenía el derecho de hablar. Aunque fue ignorado igualmente.

—¡KUN, KUN, POR FAVOR NO SE COMAN A RUBY, SE LOS RUEGO, ES LO ÚNICO QUE TENGO...!

—Já, ¿y yo qué soy, estoy pintado acaso?

—¡DILE A CHENLE QUE NO COCINE A MI PERRO O YO MATARÉ A TODOS LOS DELFINES DEL... oh, ¿así que no comen perros?

El repentino cambio en su voz hizo que Ten escupiera el té que robó y se deshiciera en carcajadas, hasta que recordó que todo era su culpa, entonces calló.

—Oh, perdón por eso. Dile a Lele que era broma. Jaja, feliz navidad a todos.

Colgó, dejando su teléfono bruscamente en la mesa y sentándose de nuevo en el sillón, asemejándose a un robot.

—Bien, no lo tienen ellos —Lee rebuscó un poco en sus bolsillos, sacando de allí una pistola y apuntándole—. Ruby o plomo.