Pensamiento XIV.

27 0 0
                                    

«En algún momento de la vida, una persona llegará a sanar tus heridas y te enseñará un mundo completamente nuevo».

Tóxico, eso es lo que he conocido toda mi vida. Es normal, según parecía, hasta que choqué con pared.

La costumbre controlaba mis acciones y mis pies daban vueltas sin detenerse ni un sólo segundo.

Mi boca se abrió en busca de lo más tóxico y retorcido, hasta que tus brazos rodearon mi cintura... Cada parte de mi interior se ha derretido de amor.

Es que, ¿hace cuánto alguien no me miraba de esa forma?

De la forma más sensible y sincera, en cada sonrisa salen grandes tazones de felicidad y mi sonrisa sale sin siquiera pensarlo.

Cada pedacito de mi corazón parece unirse con cada beso delicado, con cada roce de mano...

Y es que si me falta aliento, prefieres quitarte el tuyo con tal de que yo respire bien.

¿Cuánto no he esperado por una persona que dé lo mismo que yo le doy?

Es que de estos hay pocos, están escasos, poco vistos, increíble la suerte que me ha dado la vida de poder poseer uno.

Mis manos tiemblan de nervios, sabiendo que tengo un diamante en mis manos que no puedo soltar, que no quiero soltar.

Merece lo mejor del mundo, sin duda alguna...

Porque cada sonrisa mostrando un «Dios, te quiero tanto», me da nuevo aliento de paz.

Mi corazón palpita de amor, porque parece quererte a pesar del tiempo reducido de atención.

No puedo evitar cómo los sentimientos crecen con rapidez, y tampoco quiero hacerlo.

Porque esta vez sí me enamoro, me tiro de cabeza a la piscina.

PENSAMIENTOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora