Pensamiento XXIV.

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Espinas. Siento las espinas saliendo de mis ojos con forma de lágrimas, duelen, rompen, desangran.

Mis manos están llenas de sangre intentando limpiar todas las espinas que caen sin control, mi blusa está empapada.

Dolor en su máximo esplendor, no aguanto el sufrimiento, ¿adónde rayos iré ahora?
Y es que sin ti estoy tan sola, ¿a quién más puedo recurrir si siempre has sido tú?
Lo odio con todo mi ser, las mentiras, las farsas, todo se reproduce en mi cabeza una y otra vez.

¿Esto fue real alguna vez?

¿Cómo puedes hacerme esto?

Quiero arrancarme los ojos, el corazón, tirar el estómago por la boca, y sacarme la conciencia, deshacerme de todo lo que me recuerda a ti.
Esta situación me tiene llorando, palpitando, nauseabunda, pensando.

Eres todo lo que prometiste una vez no ser, y estoy segura que ahora soy la mala otra vez.

¿Por qué siempre doy más de lo que me dan a mí?

¿Por qué siempre espero de las personas lo mismo que yo doy por ellas?

Porque si yo estuviera en tu lugar, soy tan idiota que no lo pensaría dos veces antes de ponerte en primer lugar.

No eras mi amor adolescente, eras mi futuro... Y el futuro va primero. Los amigos dejan de estar en el mismo lugar cuando estás grande.

Que error el mío pedirte más madurez de la que puedes dar.

Estoy desahuciada, inerte, con la ansiedad atorada en la garganta, con la depresión y el estrés pisándome la espalda.

¿Qué es este caos egoísta que has causado?

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