Rodeó mi cintura con un brazo y giró haciéndome quedar sobre él, se divertía con el broche de mi sujetador. Hasta que finalmente decidió desabrocharlo mientras yo saboreaba esos labios ahora de doble grosor e intensidad de color. Me aparte de mi ahora ‘vicio’ para eliminar de la escena la penúltima prenda que cubría mi cuerpo y así dejar mi torso completamente desnudo.
Después de recorrer con la mirada, cada centímetro cuadrado de mi cuerpo, posicionó sus manos en mi cadera, estas se desviaban a mi abdomen subiendo por éste hasta llegar a mis pechos, los cuales comenzó a masajear parsimoniosamente. Sus caricias, masajes, roces, todo. Simplemente todo lo que hacía me volvía completamente loca. A consecuencia del placer, me sujeté de su pecho mientras que encorvaba la espalda y echaba mi cabeza hacia atrás. Besó la loma de mis pechos al mismo tiempo que me tomaba de la cintura y así girar lentamente y recostarme con suma delicadeza sobre el acolchado, acopló su perfecta anatomía a la mía, el sentir su tibia y tersa piel sobre la mía era completamente delirante. Sus manos seguían recorriéndome completa, mientras que nuestros labios estaban fundidos en una apasionado beso. No podía evitar que pequeños gemidos se colaran por mis labios sobre los de ross, sus mortales caricias eran las culpables. Sin embargo estos solo incitaban a ross a poner más esmero en su ‘tarea’.
Bajó sus besos por mi mejilla hasta mi cuello, para depositar en este, cálidos y húmedos besos, de vez en cuando hincaba sus dientes para dar suaves mordidas, las cuales lejos de producirme dolor, solo aumentaban mi éxtasis. Pero lo que simplemente me hacia enloquecer, lo que provocaba una guerra de hormonas en mi interior, era cuando deslizaba su lengua por mi piel. La mezcla de sensaciones que ross me producía con solo hablarme, darme un beso o una caricia era lo mejor que podía existir.
Ya no aguantaba más, agradecía de sobre manera que la casa estuviera completamente vacía, mi ansiedad aumentaba. Los labios de ross se mezclaban con los míos cuando comencé a jugar con el elástico de sus bóxer haciendo caricias sumamente delicadas, este se quedó estático, cerrando los ojos al mismo que mordía su labio inferior.
Decidida comencé a bajar esa última y azul prenda que cubría su cuerpo, ross rápidamente abrió los ojos y tomó mi mano.
—laura, si tú... —comenzó a hablar entrecortadamente.
—Sí estoy lista —lo interrumpí mientras que acariciaba su mejilla, me acerqué para besar sus labios— Quiero que seas tú —susurré sobre sus labios para luego volver a mirarlo a los ojos. Me miraba entre tierno y pensativo pero después una sonrisa se dibujo en su rostro. Regresó a mis labios para darme un beso lleno de sentimiento, completamente alucinante.
—Será un honor —susurró en mi oído mientras dejaba un camino de besos desde mi mejilla hasta mi cuello. Mientras que yo continuaba lo que me había interrumpido, ross me ayudó a deshacerme de la prenda restante sobre mi cuerpo y así dejarla sobre el piso junto con toda nuestra ropa.
ross se estiró hacia los cajones que estaban a un lado de la cama, abrió el cajón inferior y de este saco un pequeño sobrecito negro.
—¿Segura? —preguntó acomodándose entre mis piernas.
—Completamente —le respondí más que segura, pasé mis manos por su cabello atrayéndolo a mis labios.
Poco a poco sentí como nuestras anatomías se convertían en una sola, cerré fuertemente mis ojos y me separé solo unos milímetros de los labios de ross, ya que un fuerte dolor se apoderó de mi entrepierna, tanto que no pude evitar enterrar mis uñas en la espalda de ross.
—laura...¿qu...quieres que me detenga? —me preguntó, seguramente porque había notado mi gesto, pero sin abrir los ojos y sin suavizar mis facciones negué con la cabeza. Colocó una de sus manos en mi cadera para comenzar con suaves embestidas, de un momento a otro el fuerte dolor se transformó en placer puro, al igual que sus movimientos comenzaban a tomar mayor velocidad e intensidad.
Abrí mis ojos para poder ver el rostro de ross, sus ojos estaban cerrados, mordía su labio inferior y una delgada capa de sudor cubría su cuerpo.
Era demasiado lo que sentía que se desbordaba de mi en forma de pequeños gemidos, los cuales ross atrapaba con sus labios.
Sentí como una serie de corrientes eléctricas recorrían mi cuerpo desde las puntas de mis pies hasta la cabeza, mis músculos se contrarían, nuevamente su espalda fue víctima de mis uñas. Habíamos llegado a la ‘cima’.
ross completamente rendido se acomodó a mi lado ocultando su rostro en mi cuello, nuestras respiraciones estaban más que agitadas.
—T...Te am...Te amo... —susurró ross entrecortado en mi oído envolviéndome entre sus brazos.