Capítulo 05

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Narra ___

Namjoon iba demasiado concentrado mientras miraba al suelo.

— ¿Sucede algo mi amor?.

— No cariño, no es nada en específico, solo pienso en las miles de cosas que nos podrían decir E'Dawn y Hyuna.

— Deja de pensar en eso, te estresas. — Visualicé el hotel. — Mira mi cielo, ya estamos llegando, cuando estés ahí dentro irás a ducharte en la tina, mientras te preparo la cena.

— Cariño, aquí eres tú a la que debo cuidar.

— Necesitas relajarte, hazlo y yo te daré un regalo ésta noche.

— Pero tú también necesitas descansar.

— Entonces pediré la cena mientras te relajas.

— No me convence eso de que tú pedirás la cena, mejor lo haré yo, además de que debes cuidarte con los alimentos.

— Pero… — Me interrumpió mientras reía.

— No hay peros cariño.

Namjoon tomó mi mano con firmeza, mis dedos se entrelazaron con los suyos libremente posándose en cada hueco entre sus dedos. Él me miró para luego mirar nuevamente al frente y sonreír haciendo notar sus hoyuelos, esos mismos pocitos que me habían llamado la atención.

— Linda.

— Dime.

— Mi jefe me dió el permiso de estar contigo los nueve meses cuando consigas embarazarte.

— ¿Fue difícil conseguir el permiso?.

— No, tú conoces a Jin; sabes cómo se pone cuando se trata de niños o de familia.

— Siendo sincera, aún no lo conozco muy bien. He hablado con él un par de veces, no puedo hablar con él cómo se debe ya que como sabes, tengo que cuidar de Dulce y si la dejo en alguna oficina probablemente crearía un caos dentro. Las veces que hemos ido para visitarte, sí, Jin se encargaba de pedirme el permiso de cuidar de ella mientras que yo te llevo el almuerzo o alguna pertenencia.

— ¿Ves?, no hace falta tener una charla de dos horas para conocerlo, a leguas se nota cómo le gusta los niños.

Sonreí algo nostálgica, a mí también me gustan los niños, pero cuando hacen alboroto son algo insoportables. Mi mente pasó rápidamente una imagen de Dulce, cuando había llegado por primera vez a mi casa; esa vez no dejo en paz a la pequeña Puky en ningún momento. Sentí mis ojos arder un poco, recordé ése mismo día que Dulce había ganado el corazón de Nam con solo un gesto.

Namjoon sale temprano del trabajo hoy, así que intento hacer algo un poco especial para merendar.

— Dulce, cariño. – La niña me miró con sus ojitos brillando con cierta alegría. – ¿Te emociona conocer al tío Nam?.

Ella asintió con una sonrisa, ya la cuido hace dos semanas atrás, ésta sería la tercera semana. Pero cómo hoy su mamá saldrá tarde de trabajar me dió permiso de traerla a casa, ya hacía una semana que venía hablándole de ella a Nam. Antes de dormir solía contarle lo que hacía con ella en tan solo medio día.

Escuché como la puerta principal se abría con un pequeño rechinido, rápidamente vi a Dulce salir corriendo hacia mi cuarto para luego desaparecer entre las escaleras. Miré algo extrañada hacia la puerta y vi a mi mamá trayendo cosas para la cena.

— Pensé que serías Nam.

— ¿Quién era la niña?.

— Es Dulce mamá, la niña de la que te hablé.

— Oh, entonces es ella, es muy bonita. ¿Cuántos años tenía?.

— Tiene nueve mamá, estamos esperando a que Nam llegue, hoy sale temprano del trabajo.

Escuché como Puky comenzaba a ladrar, miré rápidamente hacia las escaleras, ahí estaba ella con una mochila con la cara de un conejito rosa. ¿Desde cuándo los conejos son del color rosa?, subí junto a ella salteando escalones para llegar más rápido.

—¡¿Mamá puedes revisar la cocina un rato?!

Oí de mi madre un “Está bien” y volví a prestarle atención a la niña que hurgaba dentro de la mochila, concentrándose en encontrar aquello que quería.

— ¿Te ayudo linda?. — Negó con la cabeza y sacó un cuaderno junto con unos lápices. — ¿Vas a dibujar mientras esperamos al tío Nam?.

Asintió con entusiasmo, sonreí y la tomé de la mano para llevarla de nuevo conmigo a la cocina.

(…)

La merienda ya estaba lista, todo en orden sobre la mesa. Ya solo faltaba que Nam llegue, cosa que no se hizo esperar más; escuché como la puerta principal se abría, ese sonido a oxidado se mezclaba con las pisadas de las suelas de unos zapatos.

— ¡Cariño, hazme acordar para arreglar ésta puerta el fin de semana!.

Ahí estaba él, con ese traje que le quedaba estupendo. Me acerqué a él para darle la bienvenida, pero alguien se me adelantó, corriendo sin temor ni vergüenza en dirección a él. En un abrir y cerrar de ojos Dulce ya estaba prácticamente arrastrando a Nam camino a la cocina.

Me paré junto a él cuando Dulce ya lo había soltado, le di un beso en la mejilla.

— ¿Es ella?. – Asentí con los ojos cerrados. – Mentiste, dijiste que era tímida.

— Tonto le hable lo suficiente de tí justamente para que no tenga ese ataque de timidez.

— Tranquila, es agradable.

Vi cómo Nam sonreía mientras que Dulce le entregaba un dibujo que no hace mucho había terminado, en el dibujo hacia aparición Puky, yo y ella. Estábamos dibujadas con cuerpos raros, pero eso jamás importó; observé los ojos de Nam que brillaban de una forma intensa.

— Es muy bonito el dibujo, ¿lo hiciste tú?. – Las mejillas de Dulce se tornaron de un color carmesí mientras asentía con algo de pena. – ¿Me enseñarás a dibujar luego de merendar?.

La niña sonrió grandemente mostrando sus dientes, asintió eufórica para luego abrazar a Nam por la cintura con sus brazos cortos.•

Sin darme cuenta Namjoon me estaba dando un abrazo, sentía a mis mejillas húmedas.

— ¿Te sientes bien mi cielo?.

— Sí, solo que extraño un poco a Dulce.

— Mi amor solo estaremos aquí un par de días, luego volveremos para que estés con ella el tiempo que quieras, aunque eso implique dejarme solito.

— Pero si eres tú quién me deja sola, no soy yo la que va con Dulce corriendo hacia las tiendas donde venden crayones o a ver cuadros. Siempre que salimos me dejan sola.

Namjoon comenzó a reír, mientras le pedía a la recepcionista nuestras llaves.

— ¿Podría mandar la cena?.

— Sí, claro. ¿Van a pedir algo en específico o dejarán que el cocinero les haga una cena especial?.

— Pediremos algo. – Se apresuró Nam en decir. – Estaría bien si nos dan algo a base de verduras y un poco de carne, ah y nada de condimentos.

— ¡Namjoon!.

— ¿Qué?, deberás acostumbrarte hasta que estés bien recuperada. Además si quieres que tengamos un hijo te daré de comer sano todos los días.

— ¿Algo más que desea pedir joven?.

— Hasta ahora ya nada, gracias.

— En treinta minutos estará allí su pedido, buenas noches.

Namjoon estiró de mí en dirección a las escaleras, ansioso por llegar a la habitación. ¿Ahora qué mosca le picó?.

TUS HOYUELOS •| K N J •|• SEGUNDA TEMPORADA |•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora