Lengua.

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Bajar el hype. Seguir el beat. Es mi crush. ¡Bye!

No puedo evitar sentir que un enanito se cuelga de mi vesícula cada vez que escucho uno de esos términos (u otros tantos más) en la boca de una población cada vez más joven e ignorante, intentando internacionalizarse y sólo logrando mostrar una muy fallida y triste caricatura snob. Y nótese el término utilizado al final.

La ignorancia sobre el propio idioma no es un crimen, el crimen es extenderla y enorgullecerse de ella, es demeritar un asunto que es completamente cultural y que representa el eje mismo de nuestra identidad como hispanoparlantes, es perder nuestra propia esencia ante un mundo cada vez más global, que de lo individualista convierte a todos sus habitantes únicos en genéricos, y al celebrar ese hecho, no hace más que refrendar su propia estupidez.

Ah, porque ignorancia y estupidez no son lo mismo, tal como decía: la ignorancia no es un crimen, tiene arreglo y es de hecho necesaria para crear e impulsar el hambre humana por conocimientos. La estupidez, por otro lado, debería doler, o ser castigada.

Alguien antes que yo ya lo había pensado, Martin Luther King, de hecho, que -parafraseando un poco- decía: "Nada más peligroso que la ignorancia franca o la estupidez pensada". En algún lugar que no puedo alcanzar a vislumbrar o comprender, está un motor que apela a que la población siga siendo estúpida, llenándonos de consumos culturales cada vez más vacíos de contenido, más políticamente correctos, que de una u otra manera nos obligan a seguir una misma línea de pensamiento, aún cuando nos tratan de vender la idea de que están celebrando la diversidad.

Y llevando todo esto al planteamiento mismo del problema, que es el idioma, es nuestra responsabilidad crear de forma real esa diversidad, y uno de esos caminos es reforzando aquello que nos hace únicos como cultura, en nuestro caso específico, nuestro idioma.

No exageres. Sigue el ritmo. Estoy enamorado. ¡Adios!

Prácticamente no hay expresión en el globo que no pueda ser dicha en nuestro idioma, esos ejemplos son los más correctos, pero tenemos infinidad de aforismos, localismos, costumbrismos, y hasta neologismos nacidos en nuestra lengua que nos permitirán expresar eso con tanto o más impacto del que una palabra en otro idioma podría alcanzar.

Detesto desde el fondo de mi corazón el que se mancille nuestra lengua con la inserción de palabras innecesarias en otros idiomas en discursos de uso común, en el mundillo de la escritura amateur o el fanfiction es muy común caer en estos vicios de forma injustificada, y ojo, no me malinterpreten, no hablo de quitar por completo los extranjerismos, porque ciertamente son necesarios en cierto tipo de escritos, pero he tenido en suerte a leer trabajos en los cuales el texto está plagado de palabras que no enriquecen y en lugar de eso banalizan lo que pudo haber sido un buen texto...

Aún cuando sé que esto difícilmente llegará a más de un puñado de personas, sería bueno que se difundiera:

Celebren y enorgullézcance de su herencia, fomenten su buen uso y estúdienlo, tienen una de las lenguas más hermosas del orbe, ni más ni menos que la lengua castellana, donde Horacio Quiroga, Octavio Paz, Gabriela Mistral, y el mismísimo Miguel de Cervantes Saavedra nos han regalado con obras que de lo bellas, deben ser compartidas con el mundo, es un regalo del que todos podemos disfrutar.

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