Capítulo 2

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Allí fue cuando Karol comprende sus pesadillas. No puede quitarle la vista de encima, los ojos la eclipsan. Las lágrimas la paralizan. ‘¿Lágrimas?’- piensa turbada.

- ¿Estás bien?- susurra.

– S…no – dice al fin él. El verde se intensifica cuando ya no esconde sus lágrimas y Karol siente una punzada de dolor justo en el pecho. No tolera verlo llorar. ‘¿Qué?’

– Harry ¿Qué sucede?-

- Me echaron –

 - ¿Qué?, ¿Quién?, ¿De dónde? – pregunta alterada al ver como poco a poco sus mejillas se empapan.

 - Unos ancianos  me daban hogar, pero alguien les dijo que me drogaba en su baño y bueno, cuando regrese habían tirado todas mis cosas a la calle-  

-¿Drogas?- dice Karol en un susurro. No lo conoce en absoluto  pero sabe a ciencia cierta que él no se droga, lo sentía. ‘Que absurdo Karol, es un extraño’ le recordó su voz interior, a la que aparto enseguida.

 – No, no, no, no me drogo, es mentira – repuso escandalizado, moviendo ambos lados la cabeza, haciendo que sus cabellos se mezclen más de lo que estaban.

- Lo sé – afirma ella en un arrebato de locura, se ruboriza al instante, él abre los ojos sorprendido ante esa afirmación pero se relaja al comprobar que ella confía en él.

 – ¿Quién les dijo eso? –

- Supongo que mi madre-

- ¿Qué? – escupe Karol completamente  confundida.

– Es una historia larga, ¿Podríamos dejarla para después?-

- Oh si, ¿Qué vas a hacer ahora?-

- Iba a implorarte para que me dejes ir a tu casa-

-NO - dice Karol al instante. Harry mete la mano en el bolsillo de su campera y saca una barra de chocolate. Karol no puede evitar reírse. 

- Dime que si, por favor – le extiende el regalo y le guiña un ojo

– Gracias, pero en serio no puedo, vivo con mis padres y hermanos, ¿Qué se supone que voy a decirles si llego contigo a casa?

Harry se muerde el labio inferior y se rasca la cabeza. Karol parpadea al ver como una serie de tatuajes aparecen en el dorso de su mano y se escapan alrededor de su brazo.

– No había pensado en eso – chilla Harry molesto y enfadado consigo mismo. Karol sigue perpleja ante la tinta que esta impregnada en la piel de su inmaculado amigo.

- Puedes venir a casa – tartamudea de pronto saliendo de su ensimismamiento

 –Pee..ro –

 -Eres mi amigo y punto – Karol necesitaba saber que otros tatuajes ocultaba. Y no piensa en las consecuencias de meter a un extraño de ojos verdes bajo su techo. Ni siquiera podía imaginarlo. 

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