🍎1. Lista de supervivencia vs. Hadrien O'Connell (parte 2)

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Llegamos al aula de matemáticas y nos sentamos por parejas: Hadrien y Dylan en la fila de atrás, y Poppy y yo delante de ellos, justo en medio del aula. Es lo máximo que ambas podemos ceder, ya que mi mejor amiga es de las que les gusta estar en primera fila y yo soy más de las últimas, lo que tal vez explique muestra diferencia de notas para descontento de mi madre. Mientras ella empieza a tomar apuntes de lo que el profesor explica sobre los criterios de evaluación de este año, frente a la clase y con aspecto de haber pasado una mala noche, saco el móvil disimuladamente de mi mochila y me meto en la aplicación de mensajería. Busco el nombre del grupo que compartimos los cuatro: «Pizza pandilla».

¿Creéis que la señora Rodd se habrá enterado de que el señor Watson está soltero por fin? Casi estoy deseando ver cómo se abalanza sobre él 😛

La señora Rodd es una señora rolliza y de pelo tirando a canoso que sirve comida en la cafetería. Empezó a trabajar casi al mismo tiempo que el señor Watson y enseguida conectaron, pero por aquel entonces, él ya estaba casado y la pobre señora Rodd, que nunca ha pasado por el altar, se limitó a mirar a su amor secreto a la distancia y a servirle la comida.

Estúpido: Esa señora nunca ha sabido aprovechar sus oportunidades

¡Estaba casado! ¿Qué oportunidades ha tenido hasta ahora? 😤

Estúpido: Todos los días se presentan

Oreo D🍪💖: Seguro que para ti sí, cabrón, pero no todos somos como tú, jajaja.

Estúpido: Más de los que crees 😉

Él móvil me vibra entre las manos con una nueva notificación. Es un chat privado de Hadrien.

Estúpido: ¿No estás de acuerdo, nena?

Me giro para mirarlo y me guiña un ojo, cómplice, como si hubiera un secreto que solo los dos compartimos. Dylan, a su lado, ha dejado el móvil tras su respuesta y se dedica a prestar atención a la pizarra.

La actitud provocativa de Hadrien no me sorprende. La realidad es que desde que le conozco, ha marcado el ritmo de nuestra relación como ha querido. Coqueteaba conmigo, intentando seducirme y llevarme a la cama, —todo esto a espaldas de Dylan, mi novio y su mejor amigo—, y yo le rechazaba y lo ignoraba. Lo tenía todo controlado; es más, me sentía poderosa, manteniéndolo a raya mientras yo estaba protegida tras mis muros. Pero entonces bajé la guardia, llevada por esa falsa sensación de seguridad y Hadrien O'Connell atacó. Y, a pesar de que llevaba meses intentando abrirse paso entre las grietas, no lo vi venir.

Y ahora siento su presencia, amenazante, a la espera de que vuelva a caer y recordándome que debo protegerme de él.

Para ti no hay oportunidades, O'Connell

Estúpido: ¿Estás segura, Naomi?

Puedo sentir su mirada penetrante clavada en mi nuca cuando salgo de la conversación sin ofrecerle ninguna respuesta.

—Señorito O'Connell, ¿este año va a demostrar que dentro de su cabeza hay algo llamado cerebro o lo de usted es solo cuerpo?

El profesor Watson se planta delante de Hadrien, quien ni esconde el hecho de estar usando el móvil pese a estar prohibido. Yo escondo el mío a toda velocidad y me uno al coro de risitas que sigue a sus palabras.

«¿Quiere saber la respuesta a eso, profesor? Yo se la digo: cuerpo y pocas nueces. Ahora póngame un diez»

—Démelo y pare las orejas. Podrá recogerlo al final de la clase.

Stupid boy 1: Atracción prohibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora