porcelain doll / taegi

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tw// choking kink, lenguaje y escenas fuertes.

El primer golpe lo descolocó totalmente. 

Estaba ebrio, casi inconsciente, y no tenía idea de cómo se había generado esa disputa, ni de donde estaba el resto de la pandilla. En ese momento, eran él y el hombre veinteañero de traje y camisa casi abierta que le dejó un gran dolor en el pómulo derecho, el que lo miraba con superioridad. Y aunque él era un tipo que amaba tener el control, el hecho de que alguien lo tuviera tirado en el suelo con un golpe y lo mirara como si fuera el ser más insignificante del universo lo hacía sentir bien. La sensación le daba entre miedo y curiosidad, pero más curiosidad. Quería que ese hombre siguiera tratándolo como si fuera una mierda, quería que siguiera insultándolo, golpeándolo, se lo merecía. Se merecía todo eso, se merecía la patada que le pegó en las costillas, rió desde el suelo, escupiendo sangre por la boca. 

— ¿De qué carajo te reís? — Gritó el hombre, apoyando su pie sobre él. — ¿Te causa gracia que te esté cagando a trompadas? Sos un enfermo. 

— ¿Y qué más? — Preguntó desde el suelo, con la voz quebrantada. — ¿Qué más soy?

— Ah, ¿todavía tenés ganas de que te siga humillando? — El hombre se rió, y Yoongi pensó que su risa era hermosa. Una risa de alguien que tiene el poder, la risa vengativa de alguien que logró hacer un daño, que disfruta haciendo ese daño. — ¿Cual es tu nombre?

— Agust. — Respondió, el hombre bajó el pie que estaba presionando su cuerpo, movimiento que aprovechó Agust para levantarse y dar un golpe certero en su cara, que lo hizo trastabillar, agarrándose de la barra de tragos. — Agust D. 

— Pendejo de mierda. — Murmuró el hombre antes de lanzarse sobre él, tirándolo sobre una mesa, con las manos, sus grandes y fuertes manos, en el cuello pálido del chico rubio. Le estaba sacando el aire de los pulmones, se le dificultaba respirar, y los ojos del hombre penetraban en los suyos mientras sus rostros estaban a centímetros, podía sentir sus inhalaciones y exhalaciones, se sentía en la cumbre del éxtasis. Jamás había sentido algo así de placentero en toda su vida, cada vez se le dificultaba más seguir respirando. 

Ah...

¿Qué?

El hombre lo soltó, reincorporándose, con la respiración agitada. Agust tuvo que estar unos minutos tratando de recuperar el aire, y de asimilar lo que había sucedido. Se suponía que debía estar sufriendo, pero la estaba pasando tan bien, deseaba que ese hombre lo dejara llorando, roto y totalmente vulnerable. Se volvería vulnerable por él. Con el cuerpo en un dolor punzante, se levantó como pudo de la mesa de vidrio hecha pedazos por el impacto, y encaró, otra vez, al hombre de traje. Sin embargo, no lo golpeó. Admiró las facciones de su rostro, sus ojos rasgados y oscuros al igual que su cabello, sus labios finos y rojos de apariencia suave a pesar de su rudo aspecto, sus clavículas marcadas, su piel tostada y su físico. Era un dios griego, un dios griego que lo estaba haciendo pedazos de a poco, y le encantaba. 

— ¿Ya te cansaste, gatito?

El apodo lo hizo sonreír plenamente, mostrando sus dientes. Necesitaba tanto afecto que el simple apodo del hombre que hace unos minutos estaba golpeándolo con brutalidad había logrado encender algo en su corazón. La gente seguía bailando y tomando como si nada hubiese sucedido, como si fueran ellos dos en una realidad aparte. Quería estar con ese hombre, quería besar a ese hombre, entregarse completamente a él. 

— ¿Cuál es tu nombre?

— Kim Taehyung.

Oh. Kim Taehyung, el que aprecía en las revistas y programas de televisión, el CEO millonario dueño de la empresa de idols... ese Kim Taehyung. Ahora lo deseaba más que antes. 

le petite mort | bts smutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora