summertime / yoonseok

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El auto frenó de repente y despertó, adormilado y enredado en sus audífonos. Habían llegado por fin a Songjeong, y de nuevo le preguntó al universo que mal había hecho en su vida pasada para recibir semejante tortura. Tres semanas en lo que sus padres veían como un paraíso, pero era bastante deplorable a decir verdad, sin internet, vientos todo el día, una ciudad casi desierta y la playa repleta de piedras picudas que dolían en los pies descalzos. Para colmo, la convivencia sería con sus padres y su hermano, quien ahora había tomado la molesta costumbre de pegarle coscorrones sin ningún motivo.

— ¡Llegamos, Yoongiri! ¿Te vas a levantar ya, vago? — Geum acompañó sus palabras con un golpe en la parte de atrás de la cabeza de su hermano.

— ¿Por qué no te vas a la mierda? — Murmuró el rubio en voz baja, haciendo a su hermano mayor reír.

La brisa veraniega le sacudía los cabellos rubios, el sol empezaba a quemar en su piel. Sus padres aún estaban subiendo cosas a la cabaña donde se quedarían, la cabaña donde siempre se quedaban, la que era de color marrón claro y muy pintoresca, cerca de la playa. Se podía escuchar el mar desde el patio, en el cual estaba Yoongi, audífonos puestos mientras la voz de Gerard Way calaba en sus oídos. Se detuvo en la parte de atrás de la cabaña y una sonrisa nostálgica y algo estúpida se pintó en su cara. Agazapado, pudo ver con detalle el dibujo y la escritura torpe hecha con marcadores y pinturas de colores a sus diez años de edad.

MYG + JHS = por siempre.

Jung Hoseok. Ese nombre le sonaba tan poco familiar y sin embargo, había sido su mejor amigo un verano entero. Iban a la playa a jugar a los piratas, Yoongi siempre era el capitán, Hoseok parte de su tripulación, al igual que Holly. Tomaban helados, se tiraban en la arena a enterrarse el uno al otro o solo tomar sol, jugaban en el agua. Holly siempre ladrando detrás de ellos, los tres se sacudían para sacarse el agua del cuerpo entre risas. Recordaba ese verano como el momento más feliz de sus dieciocho años de vida, el sol quemando en su piel pálida, las carcajadas nadando en el mar, las canciones que cantaban, los helados de chocolate y vainilla que comaprtían agarrados de las manos, caminando por la arena.

Ahora Holly no estaba. Y después de ese verano, aquel "para siempre" se volvió solo un recuerdo feliz en el fondo de la cabeza del rubio. ¿Qué sería de su vida? ¿Recordará aún todo esto?

El grito de su madre para que fuera a cambiarse para ir a la playa lo sacó de sus memorias y subió las escaleras de la cabaña para ir a su habitación designada. La que tenía paredes celestes, un gran armario de madera tallada y una ventana con cortinas blancas que se movían con la brisa. Se miró en el espejo de la puerta del gran armario y bajó casi corriendo.

La playa seguía igual, de todos modos, no esperaba algo diferente. Songjeong siempre iba a ser Songjeong, el que había cambiado era él. Empezó a caminar por la orilla pacíficamente mientras sus padres tomaban sol y su hermano había ido a nadar. No había mucha gente, eso le gustaba. El mar le mojaba los pies pálidos y los rayos de sol calentaban su cuerpo. Se detuvo para mirar el mar con las manos en los bolsillos de su bermuda y los audífonos puestos, tan inmerso en ver las olas que no notó la presencia de alguien a su lado, hasta que volteó su cabeza.

Estaba alto. Muy alto. Pero en sus rasgos, seguía siendo idéntico. A lo mejor eran un poco más marcados, después de todo, él siempre habia sido el más "masculino" de los dos. La brisa movía sus bucles color chocolate y definitivamente Yoongi no lo recordaba tan hermoso; como un dios.

— ¿Hobi? — Preguntó, llamando su atención.

— Pasó el tiempo, ¿no, capitán?

Lo abrazó mientras el agua les mojaba los pies a ambos, aún tenía el olor de siempre, a vainilla y a mar. Todo cambiaba menos esta playa de mierda, y Hoseok. Quizás era mejor así. Caminaron juntos por la orilla, pateando el agua y salpicándose el uno al otro entre risas, recordando cosas de su infancia. No se tomaron de las manos, no había tal confianza, pero Yoongi mentiría si dijera que no deseaba hacerlo, porque siempre le había gustado aquello, la suavidad de las manos de su amigo, lo firme que era su agarre.

le petite mort | bts smutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora