Alma perdida

Capítulo 116: Fin del dolor

Ella se gira, y cuando ve que Temari está parada frente a ella, se pregunta por qué no está completamente sorprendida.

Tal vez ella todavía está entumecida.

"Hanabi ... ¿estás bien?"

Ella sabe que la mujer Suna no debería estar allí. Pero ella es. Y Hanabi no puede realmente preocuparse.

Ella está más sorprendida cuando ve a otro ninja, uno que puede reconocer a lo lejos, cuando el sobrino de Tsuchikage aparece detrás de ellos, llegando al lado de su tío con un grito del nombre del hombre.

Yoshihiro gime, la mitad de su rostro cubierto de sangre y cortes, un chakra sobresale en su sien. "Toyohiza?" Su discurso es confuso, sus ojos nublados. Ella no sabe si está conmocionado o muriendo por el ataque de Kisame. Probablemente ambos.

"¿La conseguiste?" Él pregunta y su sobrino asiente antes de mirarlos. "Temari-san". Él llama, y ​​Temari le ofrece una mirada preocupada antes de acercarse y arrodillarse al lado del hombre. "Yoshihiro-dono".

"Heh" Él se ríe, y el sonido es sangriento en su garganta. "Me alegra ver que mi sobrino hizo lo que le dije por una vez".

"¿Por qué me liberaste?" Ella pregunta, llegando al punto. Es posible que al viejo Tsuchikage no le quede mucho tiempo.

"Aquí es donde me pondría descarado; me encogía de hombros y preguntaba '¿Por qué no?'" Se ríe de nuevo, su pecho se contrae con el esfuerzo. "La verdad es niña, te saqué para evitar esto". Esta vez, su pecho se contrae con una tos húmeda y áspera incluso cuando hace un gesto débil hacia la destrucción a su alrededor.

Temari espera hasta que se apacigue, escuchando pacientemente. "Tú eres el único que puede".

"Ya intenté que Naruto se detuviera." Ella confiesa, su rostro tenso con algo parecido a la ira, o el dolor. Probablemente ambos. "Él no me escuchará". Mira a su alrededor, la vista de su pueblo, en llamas, medio enterrada en el mar de dunas, hace que su rostro se oscurezca. "No creo que Gaara me escuchara tampoco en este momento".

"¡Tienes que hacerlas!" Yoshihiro gruñe antes de descender a otro ataque.

Hanabi finalmente se mueve, acercándose, escuchando. Toyohiza se preocupa por su tío mientras el hombre se mueve para sentarse, diciéndole que descanse, para no agravar sus heridas.

"Les haces escuchar. De lo contrario, todos morirán aquí".

"¿Cómo puedo?"

"Yo ayudaré."

Temari se gira, y la mira. La pequeña Hanabi, apenas alcanzando el pecho de la mujer mayor. Ella se siente tonta solo por decirlo. Pero ella se mantiene firme, sabiendo muy bien que podría estar cometiendo otro error, entrando en otro campo de batalla para el cual podría no estar preparada.

Nadie dice nada. Y el silencio entre ellos se rompe solo por el sonido de los crepitantes fuegos y los gritos distantes.

Entonces Yoshihiro se ríe, dirigiéndose a Temari. "La escuchaste".

Pero la princesa Suna sacude su cabeza, pareciendo que está a punto de protestar antes de que Yoshihiro levante su mano, colocándola sobre la de ella, el peso de su armadura descansando en su antebrazo. "Tienes que intentar chica". Susurra, la levedad desapareció de su rostro. "No puedes dejar que todos mueran sin intentarlo.

Hanabi observa, ve a la niña mordiéndose el labio, asustada, preocupada. Pero al final, ella asiente.

Yoshihiro retira su mano de ella. "Bueno."