—Te quiero, lo sabes ¿verdad?—su aliento mentolado golpea mi mejilla, me recuesta en la cama con cuidado, su mano desciende por mi muslo—¿tú me quieres, Maddie?—pregunta una vez más, no sé porque no puedo responder, estoy extasiada, abrumada y mi mente esta en otro planeta en estos momentos, solo puedo pensar en como sus manos me tocan, en como me esta provocando, quiero más.
—Te quiero Nathan—le respondo en un susurro, no creo que me haya escuchado, no tengo aliento en este momento, sus manos siguen toqueteando todo mi cuerpo—Nath—gimo cuando una de sus manos se detiene en uno de mis muslos.
—Maddie—su voz suena diferente, diría que un poco ¿femenina? —Maddie despierta...
—Estoy despierta—respondo en un susurro, ¿por qué me pide que despierte? ¿por qué su voz sigue siendo tan femenina? podría jurar que es igual a la de mi mam..
—Despierta, se te hará tarde para el primer día—¿tarde para qué? No estoy entendiendo nada, las manos de Nathan ahora parecen lejanas.
—Nathan—digo, ahora me encuentro sola en mi cama ¿En qué momento se fue?
—¡DESPIERTA MADDIE!—como puedo abro los ojos, espero a que se acostumbren a la claridad del día, lo primero que veo es a mi mamá, hablándome pero no sé lo que dice, me siento aturdida, lejana, aún estoy dormida.
Estaba soñando con Nathan, una vez más ¿Habré hablado dormida? Espero que no.
—Nathan vendrá en cualquier momento y no estás lista—me recuerda mientras sale de la habitación, cojo mi teléfono celular de la mesita de noche y veo la hora ¡Joder! Son las 7:30 ¿Cómo es que no sonó la alarma? Tengo 5 minutos para arreglarme, no me puedo permitir llegar tarde el primer día de clases, este es mi último año en la preparatoria.
Nathan se comprometió en llevarme a clases los días que mi mamá no podía, siempre podía tomar el autobús pero ellos insisten.
Aún no tengo mi licencia de conducir, todos siempre me molestan con eso de "Maddie tienes 17 años, ya estás grandecita para tener tu licencia" y les puedo jurar que soy una excelente conductora, en serio, soy muy buena manejando, pero no tan buena en los exámenes ¡No puedo manejar bajo presión! Me da ansiedad, así que he reprobado mi examen de conducir unas nueve veces, ya llegará mi momento, estoy segura.
Salgo de mi cama y me dirijo al baño, tomo una ducha de quince segundos en realidad, no tengo tiempo de darme un buen baño, además anoche antes de dormir me di una buena ducha, salgo de esta, enrollo una toalla en mi cabeza y otra en mi cuerpo, salgo del baño, busco en mi armario la ropa que aliste ayer en la noche, no es nada en especial, son unos jeans altos que están un poco rasgados en la parte de las rodillas y un suéter estilo sudadera y crop-top color amarillo pastel y mis fieles zapatillas, son un poco deportivas, la verdad es que son muy cómodas, me maquillo un poco, solo rímel, un poco de rubor y brillo de labios, me peino y salgo, la verdad es que no tengo mucho tiempo para secar mi cabello.
Salgo de mi habitación no sin antes arreglar mi cama, la verdad es que estoy un poco obsesionada con tener mi cama arreglada, creo que mi habitación puede estar patas arriba pero mi cama tiene que estar impecable. Bajo las escaleras al terminar y ahí está mi madre, al final de estás.
—Ya iba a subir a buscarte, Nathan está afuera esperándote— me dice mientras da media vuelta y se dirige al mueble a tomar su bolsa, la sigo con mi mochila en mi espalda, ambas nos dirigimos hacia la puerta para salir—hoy llegaré después de las 11 cariño, así que no me esperes despierta, puedes pedir pizza o lo que quieras, te deje dinero en la encimera de la cocina, espero que tengas un increíble primer día de último año— me dice mientras me da un beso en la mejilla y se dirige a su auto.
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Mejores amigos o nada.
Novela JuvenilEstar enamorada de tu mejor amigo es la peor de las torturas y más cuando tienes que soportar el hecho de que tiene novia, estar ahí en el medio cada vez que se dan un beso o cuando se dicen tantas cursilerías, es lo peor. Sí me preguntan cómo pasó...