Pansy Parkinson

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CapituloDieciséis: Pansy Parkinson

Adrián Zabini, así se leía en la tumba que Pansy Parkinson había visitado. Ya no le quedaban más lágrimas, después de 4 meses ya no había nada más que derramar. La muerte de su único hijo le quitaron las ganas de seguir adelante. Era por el pequeño Adrián por el que ella se había unido a la organización de Pye y Dawlish, lo había hecho con el único propósito de encontrar una cura para su hijo, lamentablemente esa cura no llegó a tiempo y para como marchaban las cosas probablemente no habría cura.

Habían transcurrido 4 meses desde la muerte de su pequeño y nada parecía cambiar. Los magos y futuros magos seguían muriendo a causa de la Gripe Muggle. Pye y Dawlish se habían obsesionado aún más con el tema porque todo indicaba que Malfoy no iba a mejorar.

Nott y Granger seguían intentando de todo para traerlo de vuelta e incluso Potter seguía sumergido en la investigación del ataque. Y aun así, todo seguía igual que antes.

No. No todo, se corrigió al instante. Pansy había decidido dejar la organización de Pye, sobre todo por el pequeño incidente de 4 meses atrás, justo cuando acababa de enterrar a su pequeño Adrián.

Blaise le había confesado el encargo de Pye: contagiar a Lizzy de la Gripe Muggle para orillar a Theodore a buscar una cura. Pansy llena de dolor y resentimiento decidió poner final a esa ridícula situación, ¿Cómo podían siquiera considerar contagiar a una inocente persona aun sabiendo que no hay cura? ¿Acaso no era suficiente dolor por el que estaban atravesando para agregar aún más?

Pansy se dirigió hacia san Mungo en busca de ambos pequeños, Blaise le confesó que estaban en la cafetería la última vez que los vio, así que sin miramientos se dirigió hasta ese lugar. No le fue difícil encontrar a los pequeños, mucho menos ubicar a Dawlish, quien en esos momentos se encontraba sentado a su lado.

La muchacha cerró fuertemente los puños, no iba a permitir que nadie más se contagiara de algo que no había cura.

—Dawlish, tenemos que hablar – prácticamente ordenó, asustando al hombre que no se esperaba esa reunión.

—Después, Parkinson – respondió, serio, sin dejar de mirar a su objetivo.

—Tiene que ser ahora – presionó, enterrándole su varita en la espalda, ocasionando que el hombre la mirara directamente, enojado.

—No te equivoques, Parkinson – gruñó.

—Lo siento, niños – se dirigió hacia Lizzy y Severus – me llevo a su amigo por unos momentos.

—Está bien, ya nos íbamos a ver a mi papá – respondió Severus. Pansy no pudo evitar el comparar físicamente al pequeño con su Adrián.

—Adiós, señor Dawlish – se despidieron.

Pansy aprovechó el momento para llevarse al hombre a un lugar aislado, en el transcurso del camino logró hacerse del pequeño frasco que contenía el virus de la gripe. Entraron a un cuarto de suministros, aventó al mago hacia el suelo.

—¿Hasta dónde llegaran con todo esto? – Cuestionó, enojada – es una niña y no hay cura para esta enfermedad. El único que puede realizarla está en coma.

—Te equivocas, Parkinson – Dawlish se levantó sin dejar de observar a la muchacha – la cura existe.

—¿Qué? – agrandó los ojos de la sorpresa, inmediatamente endureció el rostro – mientes.

—Malfoy y Nott trabajaban en la cura. Estamos seguros que Draco logró hacerla.

—Si lo hubiera hecho, ya lo habría compartido. No dejaría que muriera la gente – reconoció.

No me olvides... || Harry Potter || Harry/Draco || MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora