at midnight

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A Suni le sudaba el cuerpo, tenía miedo. Con las manos metidas en los bolsillos esperaba detrás de la mamá, mientras ella hablaba con una doctora.
Hoy la internaban, después de haberse desmayado otra vez en el instituto, su familia se rindió y prefirió dejarla en manos de un hospital.

La llevaron a una habitación, la revisaron toda y le ordenaron que se ponga ropa más cómoda, que mañana empezaban con el tratamiento. Se despidió de la mamá, quién no paraba de repetir que la iba a extrañar, que eso era lo mejor para ella y que iría a visitarla todos los días.

Ya por la tarde, Suni salió a recorrer el hospital. Observaba a los doctores que iban y venían, a los pacientes que salían a caminar y a los familiares que esperaban o pasaban el tiempo con ellos.

Se dejó caer en un puf de la sala de estar, por suerte traía sus auriculares, si no moriría del aburrimiento. Sumida en sus pensamientos, sintió un toque en el hombro. Se sacó los auriculares y se encontró a un chico sentado en el puf de al lado.

—¿Qué escuchas? —le preguntó.

—Rock. —contestó con timidez y le dio el auricular derecho. Él se lo puso y mientras escuchaba con atención la melodía, asentía con la cabeza, señal de que le había gustado.

—Me gusta. —le devolvió el auricular. —Soy Jungkook.

—Suni. —se presentó ella.

—¿Por qué estas aquí, Suni?

—Me diagnosticaron anorexia... —contestó mirándole con atención el rostro. Había algo en él que a Suni le atraía levemente.

—Así que.. ¿no comes? —preguntó y Suni sólo se limitó a negar con la cabeza. Jungkook hizo una mueca de desagrado que a ella no le molestó, pues esa era la cara que todos hacían cuándo la veían.

—¿Tu? —preguntó con algo de vergüenza.

—Tuve un accidente hace varios meses y al parecer mi cuerpo quedó destrozado tanto por dentro como por fuera —Jungkook se levantó la playera, mostrando un sinfín de vendas que le rodeaban el torso casi completo.

La chica hizo una mueca, tuvo que haberse golpeado demasiado fuerte cómo para estar hace meses y todavía tener todos esos moretones.

Sin haberlo notado, Suni y Jungkook se pasaron toda la tarde hablando. Ambos chicos, a quiénes se les dificultaba bastante relacionarse y hacer nuevos amigos, habían logrado conocerse en cuestión de horas. Ella se puso feliz de saber que no estaría sola, ya tenía un amigo con quién charlar.

A eso de las nueve de la noche, después del baño, se puso el pijama y se acostó en la camilla, dispuesta a ver un poco de tele. Ella sabía que no le traerían comida y estaba bien con eso, de todos modos, no la iba a comer. Su tratamiento comenzaba al otro día y seguramente la obligarían a comer algo, que obviamente sería vomitado una vez ingerido. Suspiró pensando en la cantidad de psicólogos y otros doctores que la visitarían.

El chirrido proveniente de la puerta de la habitación hizo que girara la cabeza. Jungkook se acercaba a ella con una pierna cojeando.

—Que suerte que estés despierta.

—¿Qué haces? Tú no puedes estar aquí.

—Estoy aburrido.

—¿Qué pasa si te ven? —se incorporó aún en la camilla.

—El enfermero de guardia está embobado mirando una peli. Vamos... —el chico corrió las sabanas y le hizo una seña.

—¿A dónde? -se bajó de la camilla. —Son las doce de la madrugada. —dijo echando un vistazo al reloj que colgaba de la pared.

bts jungkook ; historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora