One-Shot

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Toshinori nunca había tenido verdadera suerte en el amor.

Era algo patético decirlo y hasta pesimista si se miraba bien, después de todo, el amor siempre te deja alguna que otra buena experiencia o al final te hace mucho más sabio -aunque suene cursi y hasta algo trillado- de lo que eras.

Todo eso era verdad, Yagi había vivido y aprendido mucho a los largo del tiempo. Diferentes personas, diferentes maneras de demostrar amor y diferentes maneras de sentirlo y apreciarlo. Todas ellas fueron maravillosas, he hicieron que Toshinori se enamorara profundamente de cada una de sus excéntricas personalidades y maneras de ver el mundo.

Todas tuvieron y ganaron su corazón a través de palabras y acciones, todas habían pintado su alma con un poco de sus maneras de pensar y llenado su memoria de suaves y nostálgicos recuerdos ahora convertidos en firme experiencia.

Yagi nunca rechazaría lo especiales que fueron para él.

Pero una cosa era querer rechazar que nunca tuvo algo bueno en el amor, a decir que realmente no tenia suerte, en especial porque cada uno de ellos, ya fueran relaciones sacadas de amores lentos o amores a primera vista, todas terminaron con el corazón del rubio hecho trizas.

No pensaba victimizarse, no quería realmente culpar al amor o mucho menos culpar a las personas con las que estuvo por dejar de amarlo, no podría hacer algo con tan poco sentido, por supuesto que cuando algo deja de funcionar en una de las partes es normal que quieran irse, es esperable.

Quizás era por el contexto en el que perdió dichos amores que Toshinori justificaba su mala suerte, ya que usualmente no era la falta de amor, simplemente las cosas encajaban de cierta forma en que la relación dejaba de funcionar y ya no había donde buscar esperanza en ella.

O quizás también era su manera de justificar ciertas acciones y señales de que la relación ya no funcionaba debido a su propio intenso y ciego amor.

Realmente no podía decirlo en esos momentos, demasiado tiempo había pasado desde su ultima relación.

Por lo que, como dijo antes, el amor realmente no era su fuerte y a lo largo del tiempo había dejado de anhelarlo, de buscarlo, en especial cuando en los tiempos de ahora la gente parecía naturalmente derrochar al amor hacia un costado, como si fuese la debilidad más grande del universo, como si realmente amar fuera un desperdicio de tiempo.

Buscando amar pero sin cuidar, ni dedicar tiempo. Buscando amar pero que no duela cuando se vaya. Buscando amar pero no depender para nada de alguien más. Buscando amar pero sin exponerte para nada.

Esa era la mentalidad de los jóvenes de ahora.

Era un tanto decepcionante, en especial con la cantidad de libertad que había ahora. No iba a decir que era ilógico, ya que las prioridades de la gente -tal como el amor-habían cambiado a lo largo de los años, lo cual no estaba mal pero asi también había decaído la calidad del amor.

Ellos no eran cobardes por tener tantas malas experiencias como Toshinori, ellos eran cobardes por miedo a herirse y quedar expuestos. Con que tan solo los hirieran un poco...ya no deseaban arriesgar nada nunca más, nunca más compartir, ni dar.

La soledad al parecer era mucho mejor.

Podría pasar horas hablando y hablando sobre el concepto del amor, en especial del concepto de lo que era hoy en día el amor según la gran parte de la sociedad, pero a lo que venia a simplemente decir era que su suerte no era buena, de hecho parecía una de esas tristes novelas que normalmente ven las señoras en la tarde.

Dramáticas y con sentimientos revueltos por todos lados.

Es por eso que cuando aquella noche en el bar, con Nemuri sentada, con sus ojos azules brillado con interés detrás de sus lentes rojos preguntándole acerca de sus relaciones, Yagi no pudo evitar atragantarse un poco con su té.

Los amores de ToshinoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora