Ensayos de XV

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Tengo una amiga de la infancia, nuestra amistad lleva más de 10 años y estaba en preparativos de cumplir XV años, un día al hablar con ella me dijo:
A- ¿Puedes apoyarme en algo?- Respondí- Claro, dime en qué te puedo ayudar-
- Lo que pasa es que viene mi fiesta de XV años y quería que fueras mi chambelan- Asombrado Respondí- Claro, sería un gusto para mí ser tu Chambelan.
- Pero oye, ¿Conoces a alguien que ensaye vals de XV años?
Mi mente en un instante pensó en Leo, era el indicado para ensayarnos
- Si, yo te paso su número para ponerte de acuerdo, es un excelente Coreógrafo.
- Muchísimas gracias.

Llegando a mi casa, mandé un mensaje a Leo y le conté de que le había encontrado trabajo, el estaba súper feliz y acepto ensayarla.
Los ensayos serían martes y domingo de 7:00pm a 8:00pm, por mí no había problema con el horario pues los martes a esa hora no hacía nada y los domingos me quedaba perfecto ya que alcanzaba a llegar pues en ese tiempo trabajaba de mesero.

Hable con Leo y acordamos que los martes el pasaría por mí a mi casa y los domingos nos veríamos en la terminal de transporte. Llegó el primer ensayo y pasó por mi, llegamos y solo faltaba un chavo que sería Chambelan pero no llego al primer ensayo, todo marchaba bien en el ensayo, sencillo pero muy lindo.
Terminó y lo acompañe a la parada del camión, cuando llegamos me miró fijamente y me dijo:
- No sabes cuánto disfruto estar a tu lado.
Mi corazón empezó a latir muy fuerte y los nervios empezaron a fluir en mi que solo salió de mi boca:
- Lo se Leo, a mí también me fascina estár contigo.
Llegó su camión, me abrazo, se despidió y subió a su camión.
Las llantas del camion empezaron a rodar, y yo caminaba a mi casa pensando cuan grande era mi amor por el, no pensaba en alguien mas solo en el. Amaba cada parte de el, y no solo era su físico sino también su persona, amaba su simpatía, su amabilidad, su pasión, aquella nobleza, la locura que lo identificaba, su creatividad, el ser tan espontánea, su sinceridad, en cambio su físico amaba su sonrisa, sus ojos chiquitos, su piel oscura, algo que recuerdo que yo amaba admirar cada vez que podía era aquella vena saltada que tiene justo de lado de su tobillo derecho, era una cosa tan perfecta, su cabello negro, su altura no importaba, era lo de menos.
Mientras caminaba a mi casa pensaba en todas estas cosas ya dichas, al llegar a casa me espere un tiempo para marcarle a su celular y preguntar si llego bien. Espere y le llamé:
- Hola Leo, solo llamaba para saber si llegaste bien.
Respondió:
-Claro, no tienes por nada de que preocuparte.
-Bueno, te dejo para que descanses, linda noche.
- Gracias, buenas noches.
Colgué el celular y caí en la cama pensando en el.

Pasaron los dias y ansiaba porque llegará el próximo ensayo, necesitaba verlo. Llegó el domingo y lo estaba esperando en la terminal para llegar juntos, me preocupaba porque se hacía tarde y el no llegaba. A los pocos minutos de preocupación lo ví caminando hacia mí y mi corazón se empezó a acelerar, llegó hacia mí y también llegó el camión que nos llevaba al ensayo. Subimos y mientras nos dirigíamos el era la persona más linda que mis ojos podían ver, acariciaba mis orejas, tocaba mis manos, subió mis piernas en las suyas y sus abrazos eran los más dulces que senti. Cuando llegamos al ensayo tuvimos la oportunidad de que Paulina nos presentará al Chambelan que no llego:
Paulina: Leo, el es Mauro el chavo que no llego el pasado ensayo.
Mauro: Hola
Leo: Hola Mauro
- Se saludaron y mi sexto sentido me daba un presentimiento raro con el.
Terminamos el ensayo y lo acompañe a la parada del camion, esta vez no hablamos de nada porque nos acompaño Paulina y Mauro, nadie hablo de nada, fue la peor conversación que he tenido en mi vida. El se fue, y los demás nos despedimos. Pasaban los ensayos y yo cada vez notaba más cercanía entre Mauro y Leo, hasta que llegó el punto en el que parecía que me había olvidado. Ahora el lo acompañaba a la parada, pasaba por el, básicamente todo lo que hacía conmigo lo empezó a hacer con Mauro y era claro que todo eso me iba a doler porque lo seguía amando hasta los huesos. Decidí alejarme, concluí que si seguía alado de los dos me lastimaria mucho y no me quedo de otra más que alejarme. Una noche eran como las 11:30pm me llegó un mensaje de Leo que decía:
-Necesitamos hablar.
Le contesté y escribí:
- ¿Que necesitas hablar?
Leo: He notado que has cambiado bastante conmigo en los ensayos, ¿Pasa algo?
Yo: No, no pasa nada. Solo que quiero que esto salga bien. Es mi amiga y no pienso defraudarla.
Leo: Te seré muy sincero y te lo diré, has cambiado desde que hablo con Mauro ¿Eso es lo que pasó?
Yo: No, no te equivoques. Tu y yo no somos nada para enojarme por cosas asi, solo que no me cae y no me caerá así que yo estoy bien, y no me pasa nada.
Era claro que no podía escribirle mis razones del porque me aleje, no podía declarar mi amor a mi amigo y aparte mi maestro.
Comprendí que era momento de empezar a olvidarlo ya que como lo he explicado no íbamos a llegar a nada, porque no quería destruir las demás facetas de relaciones que teníamos.
Pasaron los días y los ensayos seguían, cada día me confundía en no saber que hacer. No sabía cuál camino debería tomar; el seguirlo amando o olvidarlo y seguir siendo grandes amigos y el será mi maestro.
Recuerdo perfectamente que mi comportamiento en los ensayos era muy malo, altivo, cortante, grosero,etc.
Y el día que más me sentía de malas teníamos que darle una pirueta a Paulina, Leo nos eligió a Carlos (otro Chambelan) y a mi. Yo sabía la técnica ya que en mis clases anteriores en el Gianicolo ya lo había enseñado Leo. Para que Paulina entendiera como debería de dar la vuelta Leo se sostuvo de Carlos y de mi y al momento de dar la vuelta Leo con su pie me da un golpe en la cabeza y mi reacción fue gritar, todos se rieron a carcajadas de mi golpe y ahí fue donde me hicieron reír a mí también, tenía tanto que no lloraba de la risa. Después de ese ensayo volví a ser el mismo, ya les caía bien otra vez.

Recuerdo perfectamente el 16 de enero era martes y obviamente teníamos ensayo, pero el clima era  nublado y con precipitaciones de llover y demasiado aire.
Llegué al ensayo y mientras pasaba el tiempo observé que Paulina no tenía suéter y tenía frío, yo como buen amigo le di mi suéter. Leo se me quedó viendo y al momento de yo darle mi suéter a Pau, el se quita el suyo y me guiño el ojo y supuse que me daría su suéter, pero no, se lo día a Mauro, no podía negar que lo seguía queriendo y no contuve las ganas de llorar así que fingí que me lastime mi pie para poder sentarme y tener el pretexto de llorar ( ya lo sé, soy un poco dramático).
Termine de llorar y empezó a llover así que se terminaba el ensayo y me fui directo a mi casa, no me despedí de nadie, simplemente camine.
Pasaron los días y llegó el gran día de la fiesta, muy aburrida por cierto.
El baile salió perfecto, todo salió como tenía que salir.
Llegué a mi casa y me recosté y pensé: Esto ha terminado.



Pasos de DesilucionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora