En su quinta cita juntos, quedaron en un restaurante cerca de la casa de Clara, y aparte de hablar del trabajo, hablaron de sus vidas y de lo que sentían el uno por el otro.
-Clara, tú sabes lo que siento por ti.- dijo Zack sincerándose.- cuando nos chocamos y te miré a los ojos pensé que eras un ángel, eras tan bella y dulce a la vez, que hasta quise besarte.
-Pero yo tengo pareja, Zack, aunque yo a ti también te quiero.- dijo Clara sonrojada mientras miraba al piso.
-Pero eso a mí me da igual, yo te quiero y sé que me quieres más a mí que a ese tal Isaac.- dijo él casi rabioso.
-Zack no podemos seguir así, será mejor que no nos volvamos a ver en un tiempo hasta que mi corazón se decida.- dijo mientras salía llorando del establecimiento.
-¡Espera Clara!.- dijo Zack intentando que le escuchara.
Todo el restaurante se quedó mirando a Zack y hablando bajo, Zack pasó de eso, salió por la puerta y se fue muy apenado a su casa.
Clara llegó llorando a su casa, pensando que tal vez, Isaac la podría consolar, pero no fue así, porque él no se encontraba en la casa, así que se fue a la cocina y se tomó un vaso de leche caliente para irse a descansar, después de ese difícil día.
Ya estaba dormida cuando Isaac llegó borracho a las tantas de la madrugada.
-Cariño,¿estás despierta?.- dijo él tambaleándose por las escaleras.
-Sí, estoy despierta, ¿y dónde se supone que estabas?, éstas no son horas de llegar.- dijo ella cada vez más enfadada.
Isaac parecía que no la escuchaba, se acostó en la cama y cerró los ojos.
-¿Pero tú me estás escuchando?.- dijo Clara gritando, pero lo único que escuchó fueron sus ronquidos.