4✔️

8K 1.4K 321
                                    

—¿Por qué no me dejas tranquilo?

Porque era lo único que tenía durante este vuelo. Dios, debí haber traído a alguien, pero... no tenía amigos, así que no podía reprocharme nada. Me costaba confiar en las personas y como nadie se esforzaba en conocerme, las cosas terminaban con prisa.

—Veamos una peli —repetí como una niña pequeña, abrazándolo por el brazo y apoyando mi mejilla en el mismo.

Su loción era costosa y me encantaba, la tentación de hundir la nariz en la carne bronceada pronto hizo que algo en mi vientre bajo revoloteara.

—Suéltame —ordenó con un tono de voz más ronco de lo normal y la piel se me erizó.

¿Y si no quería qué? Nadie le decía que «no» a un Rivers.

—¿Veremos una peli?

Daniel se frotó el puente de la nariz con resignación y me hizo una seña para que la pusiera.

—Sabía que en el fondo eras agradable.

Él me miró con disgusto y agregué:

—Muy en el fondo.

Daniel rodó los ojos, inclinando su asiento para conseguir su propia cama e hice lo mismo, quitándome el cinturón que ajustaba mi jean negro con rapidez.

—¿Qué haces? —me preguntó exaltado.

—Aflojo mi ropa, requiero de un poco de comodidad —respondí con obviedad. No era como si fuera a hacerle un striptease aquí mismo, o en cualquier otra parte.

Indeciso guardó silencio y nos recostamos sin prestarnos atención, o bueno, al menos yo no lo hice porque estaba muy entusiasmada viendo qué película veríamos.

Era una fiel fanática de Marvel, pero dado que me gustaba fastidiar a Daniel, pondría una comedia romántica. Él farfulló algo así como: «siempre es lo mismo» cuando seleccioné Propuesta en año bisiesto y lo ignoré olímpicamente. Era una película muy bonita, él no podía quejarse de mi buen gusto.

—¿No podríamos ver algo más interesante, emocionante o sangriento? —preguntó con ironía, acomodando su brazo bajo su nuca para obtener una posición más cómoda y se acercó a mi cuerpo, poniéndome un poco nerviosa.

—Esto es muy emocionante. —Recuperé la compostura y soné lo más tranquila posible.

—¿Qué fue lo que hice para merecer esto? —susurró para sí mismo, como si lamentara estar a mi lado, y le guiñé el ojo con coquetería.

—Seguro salvaste al mundo en tu anterior vida y por eso tienes la dicha de conocerme en esta.

Él guardó silencio, otra vez, observándome con una intensidad escalofriante. Sus ojos eran de un color celeste profundo que a veces me hacían creer que me perforaba el alma con una simple mirada.

—Eres algo irritante —comentó mientras empezaba la película.

—Es lo más lindo que me han dicho.

Eso consiguió callarlo y en lo que la película avanzaba, me percaté que su cercanía no me resultaba tan inquietante como lo había imaginado. No era un hombre que tuviera malas intenciones, hasta ahora no había intentado seducirme y eso...

Alto ahí.

¡¿Por qué carajos no intentaba seducirme?!

Era una mujer hermosa y elegante, quizás un poco parlanchina pero hermosa después de todo, ¿no era eso en lo que los hombres se fijaban? En el instituto y en la universidad muchos anhelaron ganarse mi corazón, ¿por qué él no parecía estar afectado con mi belleza? Lo miré de reojo, algo no andaba bien con ese hombre.

Tú perdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora