Prólogo

16.6K 1.8K 323
                                    

DANIEL.

Los errores estaban hechos para que uno aprendiera de ellos, eso era algo que siempre tuve claro a lo largo de mi vida. Sin embargo, nunca creí que llegaría a cometer el error de perder algo tan importante por dinero, por una posición que quizás nunca sería adecuada para mí y por lo tanto no debía ambicionar.

Hace más de cuatro meses que no había vuelto a saber nada de Aria, había contratado a alguien para que la buscara en Miami pero con los escasos datos que tenía de ella —su nombre y aspecto físico, porque sí, nunca me interesé en saber un poco más de su vida—, fue imposible que diera con ella.

En un principio mi intención había sido informarle que no estaba sola, que a pesar de no estar de acuerdo con muchas cosas, ella tendría mi apoyo económico, sólo eso porque nunca le ofrecí nada más. No obstante, con el pasar de los días, semanas y meses ellos se habían convertido nuevamente en mi obsesión y ya no estaba seguro si estaba haciendo lo correcto.

Cuando partí a Miami hace varios meses, lo hice con la intención de prepararme para lo inevitable, pero desde el primer día, Aria se había puesto en mi camino poniendo mi mundo patas arriba, haciendo que recordara lo lindo que era sentirse feliz.

Ella había sido la frescura que mi vida necesitaba después de tantos años de trabajo; y yo... Le había arruinado la vida y roto el corazón sin detenerme a pensar un solo segundo en ella, o mejor dicho en ellos.

En ese momento, para mí, mi única familia estaba en Londres; mis padres y mis hermanos, los que siempre habían sido mi prioridad, por lo que fue tan fácil darles la espalda y salir huyendo que ahora recordarlo sólo hacía que me diera vergüenza y ganas de vomitar.

La consideré poca cosa, alguien que era vulgar e ignorante sólo porque sabía sonreír y verle el lado positivo a la vida; y la última vez que la vi, la había considerado una horrible piedra en mi camino que debía patear y enviar lejos si quería triunfar.

Y ahora... Ahora sabía que esa mujer podía aplastar todos mis años de trabajo con un simple chasquido y aun así no podría odiarla porque la amaba con cada fibra de mi ser y me merecía lo peor.

Los aplausos hicieron que regresara a la realidad y me apoyara en la mesa de bebidas viendo como todo el mundo admiraba a la hija menor de los Rivers; la mujer que enamoré, rechacé y abandoné hace más de cuatro meses cuando entre los dos ya existía un lazo que jamás podría romperse. 

HOLAAA!! 

SI ERES NUEVO, LES RECUERDO QUE LA HISTORIA YA ESTÁ EN AMAZON Y AQUÍ SE QUEDARÁ, UNA VEZ TERMINADA, POR UNOS DÍAS. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tú perdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora