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No se acuerda a la perfección de como se unió al equipo. No sabe si fue él quien encontró a Jimin o por el contrario.

Es triste no recordar nada, frustrante en muchos caso y confuso al querer imaginar un futuro. Son pequeños lo lapsos que alguna veces vienen a su mente pero no hace nada al respecto porque no sabe que sentir ni hacer. Muchas veces se comparaba con una marioneta sin vida que pasaba sonriendo y sirviendo a los demás.

No sabía  quién era JungSook, no entendía  que era ser él, no se comprendía.

Y cuando pensó que su vida era la misteriosa en su camino se interpuso  Jimin con un letrero exigiendo ese puesto y lo consiguió cuando se encontraron por primera vez y el mayor corre a abrazarlo y lo llamaba por un nombre que nunca escuchó.

"Jungkook, Jungkook"

Desde ese día dejó de analizar su vida y se adentra en ese misterio llamado Park Jimin.

No había día que no pensará en sus gestos, como cuando junta sus cejas al estar molesto, como algunas veces sonríe, aunque casi no lo divisa. Pensaba que se había enamorado de Jimin, pero mucha veces dudaba de ese amor porque como existía momentos en que lo adoraba podía reconocer que habían horas que deseaba nunca haberlo visto.

Abre los ojos y mira el techo, sus sentidos despiertan y consigue captar el ritmo monótono de las gotas del lavamanos caer, de pájaros chillar y desde la cortina predice que el día iba a estar nublado. A su lado estaba  Jimin durmiendo, como si nada preocupara. Se acerca de forma lenta y acaricia la mejilla roja y la cicatriz que está en esta.

Está helado, piensa.

Admira como el entrecejo se frunce y suelta unas maldiciones al despertar. Mira hacia al frente, sabía que no estaba solo.

Podía atisbar la silueta que tanto detestaba, era esa silueta que creía tener el conocimiento de todas las cosas del mundo. Le daba rabia esa sonrisa y más aún cuando se creía el inocente salvador de un alma que no valía la pena rescatar de su miseria. Si Jimin quería algo en este mundo, lo que anhelaba era morir de una vez por toda.

Pero debía ser fuerte por las personas que aún  lo rodeaba, y ahí, hipócritamente  se estaba transformando  en un ser que odiaba, en un héroe de capa roja.

Maldito Yoongi que puso en su espalda un peso que tal vez jamás  iba a soportar, maldito Jungkook por dejarlo solo en una situación como esta, por sacrificarse y dejarlo moribundo a él.

¿Es qué acaso nunca pensó en eso? ¿Nunca escucho todas las jodida veces que repetía que lo amaba y sin él  no había  vida? Y pese a ese pacto tiene la osadía de matarse frente de él... ¿qué  mierda de amor le había profesado?

Apretó sus puños hasta que los nudillos  se tornaron blanco, sentía la mirada asustada de JungSook a su lado.

Atinó a mover su cabeza de un lado a otro y su cuello crujir. Después, sin mirarlo pronunció el saludo de buenos días...

-Largo.

El contrario  quedó estático en su sitio, solo salió del cubrecama para ponerse sus zapatos. Estaba confundido otra vez.

-Quiero...

- Te dije que te fueras, acaso no sabes escuchar o qué mierda te pasa JungSook-toma una pausa para clavar sus ojos con furia -. Jamás  serás como él, jamás serás como Jungkook, aunque nazca de nuevo o en el mismo vientre de la madre de él, jamás.

El chico quedó mudo y se dirigió a la salida, antes de abrir la puerta se detuvo y sonríe a Jimin.

-Entonces deja de llamarme Jungkook, deja de chillar  a escondida y comportate -ríe de forma sarcástica-. Jimin, por favor, madura.

El mayor se levanta, camina furioso hacia el chico que estaba en la puerta y con la diestra toma la camisa para apegarlo más a la pared, un poco más, lo ahorcarlo.  El deseo estaba ahí, matarlo de una vez por toda y después matarse a él.

No le interesaba una mierda que pasaría con futuras generaciones, no le importaba una mierda si habían más niños con capacidades que iban a torturar, sólo quería dejar de respirar y de paso matar al chico que tiene en frente suyo...

Matar a la copia idéntica de Jungkook.

- Te odio -balbucea Jimin mientras en sus ojos se empieza a acumular unas lágrimas.

El chico suspira, sus cabellos cafe oscuro caen por la frente.

- Jimin... yo no se lo que siento así que sólo te responderé que me eres indiferente -murmura para sentir como el agarre del mayor cedió y como el brazo cae con brusquedad al costado, como si fuera un trapo.

-Largo...

-Esta bien -JungSook sale de la habitación, siente algo raro en su corazón, tal vez no debería haber dejado de esa manera a Jimin, tan devastado pero por otra parte su paciencia se estaba agotando.

Mierda, él no era Jungkook, era JungSook.

Por otra parte Jimin se derrumba en el piso y las lágrimas empiezan a caer como cascadas por sus mejillas, su garganta arde, su cuerpo tiembla de frío y abraza sus pierna hundiendo el rostro entra las rodillas.

Era una mierda de persona por renegar su vida y el sacrificio que Yoongi, Jungkook y los demás hicieron por él. Era una basura al idear matarse y dejar a miles de niños sufrir, niños inocentes, es un egoísta miserable, pensaba, por el hecho de no sentir el sufrimiento de lo demás y tratar tan mal a JungSook por quererlo ayudar, porque tiene intenciones buenas.

Si, nadie era un maldito.

La única mierda de la historia que debería haber muerto hace tiempo era él.

El maldito era Park Jimin.

Rᴇꜱɪꜱᴛᴇɴᴄɪᴀ ﹙ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ﹚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora