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“Jin hyung, Jin hyung” decía Jungkook, mientras corría en un campo de flores, se lanzó en la espalda del adulto, con una sonrisa radiante, y sus ojos destellaban armonía. Vestían de una camisa blanca holgada y unos pantalones mezclilla. Entre risa llegaban al punto de encuentro, en donde había un mantel tendido en el pasto, listo para poner un banquete.

Era las doce de la noche, caminó por el largo pasillo, sus pasos hacían eco y resoplaban en la estancia solitaria, hasta llegar a una sala que se encontraba en el final. Con grandes portones de madera y manecilla doradas. Después de todo, la elegancia era lo primero.

En un gran árbol, apoyando su  espalda en el tronco estaba Namjoon, con una sonrisa, leyendo un libro y el viento movía sus cabellos finos. Jin y Jungkook sonríe.

Con sus manos cargando algunas carpetas, ingresó a la sala, viendo a muchos de sus colegas. Claro, tenía que dar una explicación y sus argumentos ya fueron creados en su mente, pero como siempre, solo se mantuvo en silencio, ya preparado, anticipando el ataque de preguntas que iban a soltar esa bola de gente ambiciosa.

—Min, arruinaste el plan.

“Hobi, arruinaste el plan” reclamó Taehyung mientras inflaba sus mejillas de manera tierna y adorable, se aferraba al chico por detrás y le mordía la oreja izquierda ganando un chillido agudo del contrario. Y vio como Kim sale corriendo por las praderas, perseguido por Hoseok, adornado de risas y cánticos de aves.

El más joven se quedo en estático, si, el había arruinado el plan y las vidas de las personas que más quería, sentía que iba a caer en el pánico, presa de la tristeza, al borde de un precipicio, pero su semblante demostraba lo contrario y una sonrisa arrogante que era lo normal de ver en las facciones de Min, hacía helar la sangre de todas las criaturas, con unos ojos que demostraba solo oscuridad, algunos lo categorizaba el peor monstruo de todos.

Felicidad aspiraba, mientras admiraba las sonrisas de la gente que más amaba, el hermoso día de primavera, uno despejado. Le encantaba, el aire fresco y desde lejos se podía ver los ojos inquietos del más menor buscar a alguien.

—Si murieron tan fácil era obvio que no servían para sus mierdas—soltó mientras su cuerpo caía en el sillón de cuero negro,  girando un poco. Prendió el computador, proyectando algo en la tela blanca, dejando a sus invitados detestable boquiabiertos.

Era el más menor, pero el más inteligente.

Entonces Jungkook admiro a su mayor, aproximándose a él. Con su mano alzada, y en sus alrededores  rodeado de varias flores, sus cabellos se mecían al son del viento, una sonrisa se asomaba por los labios del rubio, mientras caminaba hacia Jungkook y se quedaba frente a él.

Las personas de alrededor empezaron a susurrar muchas cosas, mientras unos sonreían mostrando sus detestables y feos dientes, otros por el contrario fruncía el ceño, tratando de encontrar una explicación más clara.

Su familia comenzó a murmurar cosas y hacer burlas de enamorados mientras en sus rostros se formaba una de las más bella sonrisas.

Entonces el chico los miro y se acomodó las gafas, soltando unas frases con un todo de voz fuerte y fría.

Y se refregó lo ojos porque a lo lejos miraba a Sun Hee caminando con una niña pequeña.

—Lo dije desde el principio, nadie era apto para algo así—se encoje de hombros y tira la carpeta al centro de la mesa—. Sin embargo tengo una propuesta mejor y la tienen frente a sus ojos.

El hombre mayor se levanta y toma la carpeta mientras reía de forma descarada y picante. Yoongi juraba que se podía tratar de un sonido amorfo y no una risa.

Rᴇꜱɪꜱᴛᴇɴᴄɪᴀ ﹙ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ﹚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora