—¿Es cierto que tú y Harry están saliendo? —Cuestionó April desde la otra línea.
—Sí. — Formé una forzada sonrisa.
—¿Ocurre algo?, no te oyes muy feliz..
—No, no ocurre nada.. —Murmuré en un hilo de voz, había llorado toda la maldita tarde— ¿Cómo están Liam y tu?.
—¡Muy bien!, definitivamente es el amor de mi vida.. —Musitó enamorada.
—Me alegro, debo cortar, adiós. —Me despedí.
—Hasta luego, cuídate. —Dijo ella y corté.
Llevé ambas manos a mi rostro, y lo oculté entre éstas.
Las diminutas e invisibles gotitas que creía expulsadas de mi cuerpo, aumentaban cada vez más, gracias a Sergio.
¿Por qué debí relacionarme con él?, solo.. necesito una respuesta lógica a esa pregunta, ¿Por qué?, estúpido destino. Sergio enviaba mensajes, nada más que eso, pero eran diarios y cada vez más temor había dentro de mi cuerpo.
Cuando todo está bien, ya nada es problema y estás muy feliz con tu novio.. todo empeora gracias a mensajes, mensajes horribles enviados por mi ex novio.
Tomé mi bolso y dejé el teléfono celular tirado sobre la cama, disfrutaría ésta tarde con mis amigos, nada o nadie podría arruinarla.
Gracias a estos malditos mensajes han llegado a mi celular, tuve que dejar el hospital, no vería más aquellos dulces rostros de los pequeños y el alegre de Ángela. Desde eso han transcurrido cuatro días, cuatro miserables días de lágrimas, pero junto a Harry.. todo es diferente, debo ocultar todos mis sentimientos para que no se enfade como la última vez.
Dejar que crea que todo está bien.. es lo correcto.
(...)
—¡Jane! —Oí la voz de Greasse a escasos metros, levanté la mirada y venía corriendo hacia mi— ¡Hasta que llegas!, falleceré de anorexia.. —Bromeó haciendo una divertida voz, reí— Los chicos se encuentran en la heladería, comprando las nieves —Sonrió.
—Vale —Fingí una sonrisa, pero pareció creíble para Greasse.
—Vamos —Dijo ella corriendo a nuestro destino, la heladería.
Le seguí, pero caminando tranquila, no quería sudar y perder más agua de mi cuerpo, un poco más y soy el desierto del Sahara.
—Hola.. —Saludé al entrar a ésta.
—¿BONJOUR?' —Habló Zayn, sus típicas palabras, hace mucho no las decía.
—¡Sistah! —Exclamó Louis acercándose a mi rápidamente, para luego, darme un cálido abrazo, si que lo necesitaba.
—Loueh.. —Susurré yo— Hola. —Se alejó unos centímetros y se quedó observando a mis ojos por cortos segundos que parecieron horas.
Ví como fruncía el ceño y se alejaba un poco más, sonreí falsamente y supliqué a el cielo que no descubriera mi verdadero estado de ánimo.
Viré la mirada y me encontré con Harry, tenía todas las nieves en sus manos.
—¿Necesitas ayuda? —Cuestioné acercándome a él sonriendo.
—Puedo solo con ésto,gracias —Dijo él fingiendo que todo estaba bien, reí.
—Eres un estúpido Harold.
—Louis, Zayn y Greasse me dejaron con las cinco nieves cuando fueron a saludarte —Rió.
—¿Podrían preocuparse por el chico rizado de aquí? —Cuestioné entre risas.