Parte sin título 5

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El jueves también habían arreglado para salir. Así que este paso por su casa, un poco pasado del horario prometido, ya que no tenía tiempo de llegar a su casa luego del trabajo, bañarse y cambiarse en media hora, por lo que se atrasaba siempre una media hora. Al verse se sonrieron y comenzaron el viaje con Cerecita. Estaban saliendo a la plaza últimamente pero esta vez decidieron ir nuevamente al shopping porque Mercedes quería comprarle un regalo a Denisse, por el día del amigo. Así que caminaban abrazados o tomados de las manos, hasta llegar a la librería donde esta comenzó a inspeccionar los libros, y Gabriel solo se quedaba apartado, observando a su novia. Esta le compraría el libro "Destroza este diario" ya que Denisse también se lo había comprado para regalárselo a ella. Pero no le alcanzaba el dinero, había traído pero le faltaba unos setenta pesos. Por lo que él accedió a pagar el resto. Mercedes le dio las gracias con uno de sus besos y los dos salieron con el regalo en mano.

El sábado, Gabriel paso por la casa de su novia para recogerla, otra vez tarde, siempre le corría el horario, y lo que significaba que no se podían ver por tres horas, sino por menos, a veces dos horas, a veces menos, ya que los padres de Mercedes no la dejaban sobrepasar el limite. Nuevamente se besaron fugazmente y emprendían el viaje. Ahora con la música de Romeo Santos, cumbia o la música que estaba de moda, resonando dentro del auto a un volumen bastante bajo. Por momentos, cuando se quedaban sin conversación el volumen aumentaba, y luego disminuía cuando la conversación se ponía interesante.

Esta vez decidieron salir del mismo shopping de siempre, por lo que fueron a Jumbo, el cual quedaba más lejos que los otros dos. Se les hizo difícil conseguir lugar para estacionar, pero al fin y al cabo lo lograron. Se quedaron allí mirándose por un instante, comenzaron a hablar del asiento trasero por lo que Gabriel se paso para atrás, dejando a su novia adelante en el asieron del acompañante. Esta se torció un poco y comenzó a besarle, era muy incomodo, pero los dos comenzaron a besarse, y no fue un beso instantáneo, se hizo eterno. Era el beso más largo, y perfecto que se habían dado. Y Gabriel se excito por lo que comenzó a morder los labios de Mercedes, no lo hacía intencionalmente, pero intentaba ocultar lo estimulado que estaba. Cuando se separaron, los labios de la chica ardían, y al mirarse en el espejo retrovisor del auto, noto su labio superior inflamado. La había lastimado.

-Lo siento. Necesitas frío. Vayámonos de aquí. Vamos por un helado.-Dijo Gabriel que se acomodaba su miembro en los pantalones y se pasaba para el asiento de adelante. Piso el acelerador y se largaron de allí. Fueron a una heladería que ya habían visitado dos veces anteriormente. "Los dos amores" Era un lugar tranquilo, donde no había casi nadie de gente, se sentaban a tomar el helado afuera, o a veces dentro del auto, porque hacía frío. Esta vez decidieron quedarse en las sillas que proporcionaba la heladería. Siempre los gustos variaban, pero solo uno siempre se mantenía, sabor frutilla.

Así que mientras compartían el cuarto de helado, se miraban, pero últimamente habían estado pasando por momentos de enfrentamientos por mensajes. Ya que este tardaba demasiado en contestar, a veces sin intención la dejaba en visto, estaba ocupado, estaba sumergido en sus responsabilidades y en otras cosas, haciendo que Mercedes perdiera protagonismo. Él la quería, muchísimo, pero se había dado cuenta que había dejado pasar mucho tiempo sin estar entrenando regularmente, se había olvidado de sus amigos, los había dejado de lado por ella, había estado cometiendo errores en el trabajo por la distracción que ella le proporcionaba. Entonces necesitaba frenar todo aquello, brutalmente, pero necesitaba acomodarse. Mercedes no soportaba que este fuera a veces tan frío, distante y parecía demostrar desinterés. Era una nena caprichosa, que odiaba sentirse ignorada, quería toda la atención, quería recibir el mayor amor posible. Era egoísta, solo pensaba en su bienestar, sin pensar en él.

Pero continuaron comiendo el helado, y teniendo roces sobre la ropa, siempre a mano de Mercedes, y de vez en cuando de Gabriel.

Mercedes se sentía tan estúpida... tan... eran casi las diez de la noche y Gabriel no le había mandado ningún mensaje, no le había llamado y ella comenzaba a desesperarse, aunque sabía que este estaba seguramente en el gimnasio. Ejercitándose o saliendo con sus amigos a comer.

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⏰ Última actualización: Apr 30, 2019 ⏰

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