Mercedes habló toda la tarde con su mejor amiga por teléfono. El día estaba nublado, un sábado perfecto, estaban alejadas por la distancia, pero las dos chicas pasaron horas hablando, aconsejándose y contándose secretos o comentando chismes. El día se había hecho eterno para Mercedes, no pasaban las horas y sus padres dormían. Estaba realmente nerviosa, en pausa, casi desconectada del mundo. A las seis y media, él estaría en la estación de trenes, esperándola. Y solo eran las cinco y media... así que corto la llamada con Denisse y subió a su habitación para ponerse una base del mismo tono de su piel, un poco de mascaras para pestañas y eligió la ropa al azar. No había sostenes limpios, así que no se puso ninguno, no se sentía incomoda porque estaba acostumbrada a ello.
Sus padres despertaron y comenzaron a cambiarse, ellos saldrían a hacer las compras. Así que Mercedes se encerró hasta el último momento en su habitación, hasta que escucho que su madre se despedía y le daba instrucciones del horario que debía regresar a casa. Sus padres no sabían que saldría con Gabriel, las cosas estaban funcionando.
Cuando la casa quedó solamente para ella, salió de su casa, diciéndole a su abuela que iría a encontrarse con sus amigas, esta le creyó todo y la dejo salir más temprano de lo acordado. Mercedes caminaba muy rápido, y decidió tomar el camino más largo y las calles por donde su padre nunca andaba. Quería ser puntual, pero también quería esconderse en la estación para que sus padres no le vieran si es que deambulaban por allí. Sentía tanta adrenalina, miedo, nervios, y ansiedad... pero se controlaba.
Así que llego a las seis y cuarto a la estación. Se escondió entre la multitud y de a ratos salía a inspeccionar como andaban las cosas, por si lo veía o algo así. Cuando el horario se acercaba, y aparecía la noche, le llego un mensaje de Gabriel por whatsapp, diciéndole que ya salía de su casa hacia el punto de encuentro. Unos minutos más tarde, Mercedes salió del escondite y comenzó a caminar por el lugar, seis y media y no veía al chico por ningún lado. Por un momento vio el FIAT UNO rojo pasar, con Gabriel adentró, así que sus expectativas volvieron a revivir. Pero el tiempo pasaba y no se veían. A la distancia lo reconoció, aunque no estaba cien por cien segura, así que se encamino hacia este con muchísimo miedo, cuando se acerco lo suficiente, este también camino hacia ella. Sus cuerpos en la oscuridad no fueron reconocidos hasta tomar la distancia perfecta para poder distinguir sus rostros. Sentían miedo. Sus estómagos eran unos revoltijos de ideas.
-Pensé que no ibas a venir-Dijo el chico sonriente.
-Pensé que tu no ibas a venir... te iba a matar.
-No soy así... no había lugar para estacionar. ¿Vamos?
-Si.-Dijo Mercedes con un brillo especial en sus ojos.
Gabriel y Mercedes hablaron durante todo el viaje. Él hacia chistes, ella reía y respondía con otras bromas. Tenían varias actitudes en común, pero hablando de los gustos no concordaban. A él le gustaba la cumbia, reggueton, cosa que Mercedes odiaba ya que era una gran seguidora del rocG de los 90', tampoco su forma de vestir... él deportivo, ella ropa de tallas más grandes para disimular su cuerpo y hacerlo parecer más delgado aun. A él le gustaba las comidas con harina, a ella la carne. Pero sin embargo los dos eran bastantes egocéntricos, tercos, carismáticos y pensaban bastante igual. Habían ido al primer shopping, pero estaba repleto de gente y no se podía entrar ni estacionar, así que decidieron ir al segundo shopping más cercano que estaba a una pequeña distancia de ese. Habían estacionado y comenzaron a caminar, hablaban, hablaban mucho. Se sentía extraño pero a los dos les gustaba.
-¡Gomitas!-Gritó Mercedes cuando vio un pequeño mercado de golosinas coloridas.
-¿Quieres?
-No importa.-Dijo la chica y siguió caminando, pero se dio cuenta de que Gabriel se había quedado eligiendo las gomitas azucaradas.-No me gusta que me compren cosas. Tengo dinero.
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Frutillita
Fiksi RemajaQuerido primer amor, aun te amo, pero volver a vos esta prohibido. Querido segundo amor, te amo pero dueles demasiado. Querido yo, tu manera de amar es horrible. Querido mundo, sálvame.