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Seokjin, Seokjin, tenían que volver a encontrar a Seokjin, pero ¿quién era Seokjin?

—Ni idea, bro. —el barman del club se alzó de hombros — Fue la primera vez que lo vi.

—Aish... Em.. ¡Ya sé! Yerim estaba con él, ¿crees que sepa quién es? — Taehyung tamboreó la barra.

—Tal vez. — se giró hacia la puerta trasera y pegó un grito —¡Yerim!

La castaña apareció desde el fondo —¿Qué pasa? Aún no hay clientes. —miró a su alrededor.

—No es eso. Él pregunta por el chico con el que estabas anoche, en vez de hacer tu trabajo —reclamó.

—¡Ah! ¡Seokjin oppa! —su mirada se iluminó.

—¡Sí! Ese, ese. —Taehyung sintió la esperanza llegar a él. —¿Sabes quién es? ¿Sabes dónde puedo encontrarlo?

Yerim sonrió burlona —Claro, de hecho, me dijo que les dijera dónde encontrarlo cuando vengan a preguntar por él. —revisó su bolsillo y sacó un papel — Pensé que se estaba burlando, pero se ve que tenía razón —le extendió la tarjeta —¿A Jimin le gustó el beso, ah?

Taehyung tomó la tarjeta con algo de enojo —No... Es otra cosa. —la guardó — ¿De casualidad él besó a alguien más?

—No —dijo con tristeza — es tan educado que ni siquiera quiso aprovecharse de que todas estábamos rendidas ante él —se alzó de hombros. — Dile que Yerim le manda saludos.

—No.

💋💋💋💋

— ¿Quién se cree que es? Dándonos la dirección de su casa. Él sabía que esto pasaría, pero, ¿cómo siquiera es esto posible? ¿Es un mago, un brujo o qué vergas come? —Jimin miró a Taehyung, éste estaba apoyado en sus codos, con su cabeza entre sus manos y no dejaba de mirarlo con dulzura. —Bueno, ¿y a ti qué te pasa?

—Eres una mujer muy bonita, Jimin.

—¡¿Qué cosas dices, payaso?! —se sonrojó —¡Carajo! Vamos de una vez por ese tipo o voy a terminar por matarte, pervertido.

—¡Eh! No dije nada cochino —se defendió.

—¡Deja de decir que soy una mujer bonita! ¡Soy un hombre! —se levantó de la silla.

—Auch, yo también quisiera saber si sería bonita como mujer.

—Yo también quería saber —concedió — Pero no quiero quedarme cómo una, me gusta ser hombre. —se quejó.

—Está bien, ve a cambiarte y vamos a ese hotel.

Jimin entró a su habitación y buscó entre su ropa, tomó una camisa azul y unos jeans. Cerró la puerta del placard, viéndose al espejo. Tendría que desnudarse para vestirse, dah. Pero, aunque fuera su propio cuerpo, sentía un poco de vergüenza. ¿Su forma de mujer no lo abofetearia por mirar su cuerpo sin permiso?
Carraspeó —Jimin oppa, te doy permiso de desvertirme y ponerte esa ropa. —asintió, sintiéndose más seguro para desvestirse sin sentirse pervertido, y se colocó la ropa.
Su pechos estaban al aire y se veían a través de su camisa, ¿eso sería un problema?
Salió del cuarto.

—Oh... Espera un momento —Taehyung se acercó a él, haciendo un nudo con la parte baja de la camisa de Jimin sobre su cintura, enmarcando aún más su pequeñez. Abultó sus cabellos con los dedos, provocando que se inflaran en un lindo peinado y desabotonó dos botones de la parte superior, dejando que los pechos de Jimin se asomaran un poco, para luego apretar aún más el cinto que llevaba en el jean, procurando se no se cayera. Luego de eso, se alejó.
—Dios, mío. Te ves precioso. —cubrió su boca.

The Kiss Donde viven las historias. Descúbrelo ahora