Capítulo 1

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   —Mi nombre es Ángel Taylor y tengo dieciséis años.
   Yo más que nadie odiaba la presentación ante el grupo el primer día de clases. Es como si todo eso lo hicieran a propósito solo para molestar a los nuevos estudiantes. Ya somos de preparatoria, se que la mayoría acabamos de salir de la secundaria para entrar a esta siguiente etapa pero ya no es tanto para que nos traten como niños. Lo peor es que fingen que les importa cómo somos, tal vez el nombre si sea importante para los profesores pero lo demás lo veo muy innecesario, ¿Para qué quiere saber mi edad? Maestro pervertido.
   —Ángel. Vaya nombre señorita Taylor —agregó el profesor sin mirarme—. Puede sentarse.
   Hice caso a sus palabras y tomé asiento mientras susurraba "Jódase" mirando al profesor. Mis dos amigos se burlaban de mí al darse cuenta de lo que le dije al profesor en susurro mientras me decían "Dícelo en voz alta".
   Ellos eran Yordan y Hannah, somos amigos desde la primaria y aparte somos vecinos los tres. Prácticamente ellos y yo nos hemos vuelto inseparables, fue realmente mera casualidad que nos haya tocado en el mismo salón de clases. Hannah era un tanto más tranquila y comprensiva, pero Yordan era bastante inquieto y divertido, incapaz de mantener una conversación estable. Si quería hablar y estar un rato en paz debía estar con Hannah, pero si quería tener un rato de diversión y risas debía estar con Yordan. Ellos dos de vez en cuando peleaban ya que no compartían los mismos gustos de entretenimiento, y aveces Yordan le hacía bromas a Hannah, pero lo más gracioso era que ella nunca se molestaba.
   Todos los alumnos nuevos se presentaron y la clase pasó con normalidad hasta que fue la siguiente clase y de nuevo todos nos tuvimos que presentar con el otro profesor, y así consecutivamente hasta que por fin fue la hora del descanso. Ninguno de los tres conocía la preparatoria hací que no sabíamos si la comida del lugar era buena. Nos acercamos a la cooperativa y pedimos nuestra comida, mientras estaba lista nos sentamos en una de las mesas del lugar para esperar sentados.
   —El profesor de Lógica te insultó por tu nombre —habló Yordan mientras se recargaba en la mesa.
   Descarté la idea de Yordan ya que el profesor no conocía nada de mí. El origen de mi nombre en realidad es un tanto triste. Mis padres anhelaban tener hijos, una gran familia, pero al parecer mi madre tenía una especie de enfermedad la cual no le permitía tener hijos, así que ambos buscaron ayuda. Fueron con médicos para tratar el caso de mi madre, y finalmente su esfuerzo dio resultados. Mi madre logró embarazarse y ambos deseaban un niño al cuál le pondrían el nombre de Ángel, pero en eso nací yo. El médico dijo que no podrían tener más hijos ya que el embarazo de mi madre fue de alto riesgo, pudimos haber muerto ambas, así que no quisieron volver a intentarlo y estar conformes con su única hija llamada Ángel. Aunque ellos no me lo digan yo se que en el fondo desean que yo hubiera sido hombre.
   —No lo creo, es solo que el nombre es más para hombre, no para una mujer —comenté sin ganas.
   —Hey ¿Qué harán saliendo de aquí? Tengo pensado ir a comprar ciertas cosas y no me gustaría ir sola —habló Hannah sonriéndonos.
   —Lo siento, no podré acompañarte. Mis padres organizaron una reunión con mis abuelos y no puedo negarme a faltar —expliqué.
   —¿Con tus abuelos? —Yordan soltó una fuerte risa— Buena suerte.
   La relación entre mis abuelos y yo no era la mejor. Mi abuela siempre me ha mirado de una manera mala, ya que así como mis padres, ella quería que fuera hombre para que el apellido no se perdiera, pero como no se le dio el gusto siente cierto rencor hacia mí y me trata diferente al resto de mis primos o primas. Mi abuelo nunca me ha hecho nada pero siempre está de parte de mi abuela, así que dentro de su casa yo me siento como algo que no debería estar ahí. Trato lo más que pueda de no estar cerca de esos dos, pero cuando surgen cosas como ésta no puedo hacer casi nada al respecto. En una ocasión llegué a invitar a Hannah y Yordan a casa de mis abuelos para no sentirme tan mal estando ahí, pero lo único que conseguí fue que mi abuela echara de la casa a mis amigos junto conmigo, mis padres vieron mal esa reacción así que ellos también se fueron. Por un tiempo estuvieron peleados pero no duró mucho, incluso mis padres hicieron que se disculpara conmigo, lo hizo pero creo que era más para ellos que para mí.
   —Espero tenerla —recargue mi cara sobre mis manos.
   —¡Yordan Park! —Gritó la que tomó nuestro pedido.
   Éste se levantó de mala gana para ir por la comida, pero al momento de hacerlo el celular que tenía en su bolsa de la chamarra se salió. Casi como si fuera el mío, lo tomé rápidamente antes de que cayera al piso. Hannah y Yordan no se dieron cuenta hasta unos segundos después de que ya lo había sujetado.
   —Me has salvado la vida —Yordan se dio vuelta en el mismo lugar—. Sí se rompe no podré arreglarlo pronto. Gracias Ángel.
   Le regresé su celular y él retomó el camino hacia donde habíamos pedido la comida.
   —Que buenos reflejos tienes chica, aveces te envidio por eso —bromeó mientras sonreía.
   Quizás si sean útiles para cuando esté a punto de caerse algo importante para ti, como tu celular u otra cosa, pero no es como si le tomara mucha importancia. De hecho no recuerdo haber tenido tan buenos reflejos desde hace unos meses atrás. Cuando solíamos hacer juegos con Hannah y Yordan de esquivar siempre era la primera en perder, ya que era un asco para esquivar o tratar de atrapar, pero ya no, y eso me hace sentir bien de cierta manera, pero lo que me inquieta saber es de dónde salieron esos reflejos de repente.
   —Es porque eres humana.
   —Hay vas otra vez con eso de que no eres humana —Hannah sonrió.
   —Hablo en serio —correspondí a su sonrisa.
   —Ya llegó Yordan —dijo mientras ponía la comida en la mesa—. No iba a traerte tu comida Hannah, pero estoy de buenas así que tienes suerte por hoy.
   —Ojalá se te caiga tu celular y que Ángel no lo atrape.

   Finalmente llegó la hora en que iría con mis padres a la casa de mis abuelos. Hubiera deseado tan solo haber tenido mi celular cerca, mis padres me lo quitaron para ir a la preparatoria, dicen que es innecesario tenerlo cuando voy a la escuela.
   —¿Qué tal tu primer día? —preguntó mi padre con los ojos en la carretera.
   —Aburrido.
   —¿No estás feliz de que Hannah y Yordan estén contigo? —Mi madre se giró hacia mí.
   —Eso fue lo único bueno de este día, lo que viene será mucho peor.
   —¿Qué cosa? —Mi padre me miró por el retrovisor.
   —Ir con los abuelos.
   Ambos se quedaron callados mientras soltaban suspiros pesados y cansados. Odian que hable mal de esos dos viejos de setenta años o más, pero no es como si ellos me traten o hablen bien de mí, creo que gracias a ellos he empezado a llamar a los que me rodean "humanos" como si yo no lo fuera.
   —Perdón —miré por la ventanilla.
   —¿Por qué?
   —Por no ser el niño que tanto desearon.

Soy un "No-Humano".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora