Pasaron dos días desde que mi abuelo descubrió que yo me la pasaba en la habitación de sus objetos viejos. Mis padres se molestaron conmigo por la manera en la que me fui de la casa, así que decidieron no llevarme más a sus reuniones familiares a modo de castigo, en realidad no veo eso como un castigo. Pero lo único malo es que voy a extrañar mucho a Jack y hablar con él, le dije que lo sacaría de ahí pero ahora será mucho más difícil, seguramente mi abuelo ya cerró la puerta de la habitación con candado o algo parecido y evitará a toda costa que vuelva a entrar. Puede que exagere pero no lo hago, ellos jamás me quisieron y ni me querrán.
Pasaron cerca de dos días desde lo sucedido, Hannah, Jordan y yo íbamos de camino al salón de clase, eran las 06:45 de la mañana pues las clases empezaban a las 07:00 y siempre nos gusta llegar un poco antes para poder hablar. Entrábamos al salón solamente a dejar nuestras mochilas pero después salíamos a platicar ya que mientras más entraban nuestros compañeros de clase más escuchaban de lo que hablamos. Entre la plática Jordan se quejaba mucho por el frío que hacia y eso los daba gracia a Hannah y a mí, en realidad siempre me ha gustado sentir el frío en mi piel, la brisa fresca de la mañana, pero lo gracioso es que nunca tengo frío, siento mi piel fría pero no me da frío, mis padres dicen que tiene que ver con mi metabolismo pero ellos qué saben. Los alumnos iban pasando y entrando al salón de uno en uno mientras nosotros seguíamos afuera, pero en eso Hannah interrumpió totalmente el tema de que hablábamos.
—Niña, ¿Desde cuándo tienes novio y no me dices? —Sonrió mientras me picaba las costillas con sus dedos.
—¿De qué estás hablando? —Me alejé de ella para evitar que me hiciera cosquillas.
—Hay un chico al final del pasillo que te está mirando.
Fruncí el ceño y me giré discretamente en la dirección que decía Hannah, y efectivamente había un chico, pero no me estaba mirando.
—Tú estás mal, nadie me está mirando —me crucé de brazos.
—Solo se volteó cuando tú lo hiciste, te juro que sí te estaba mirando.
—Claro.
En eso el profesor entró al salón y de mala gana tuvimos que entrar a clases. Todo pasó con demasiada normalidad, Jordan le lanzaba bolas de papel ensalivadas a Hannah y ella trataba de ignorarlo, y yo trataba de poner atención a lo que hablaban todos los profesores, pero era muy difícil hacerlo. Finalmente fue hora de descanso, pero la comida que vendían dentro de la preparatoria no tenía nada de bueno y también nada de barato, así que compramos fuera de la escuela para ahorrar un poco más y que al menos algo nos supiera bien. Nos sentamos en un punto donde había muchos árboles y pasto recién cortado, había gente alrededor pero no era tan molesto ya que los más cercanos estaban a quince metros de nosotros. La sombra que el árbol nos proporcionaba y el pasto cortado creaban un ambiente maravilloso, podría estar ahí por el resto de la tarde.
—Hace calor, ¿No creen? —Mencionó Hannah mientras se secaba el poco sudor que tenía en la frente.
—Sí, quisiera que soplara una brisa muy fresca —dije mientras me estiraba para quitarme la flojera.
De nuevo, después de unos treinta segundos sopló una brisa tranquila y muy fresca, fue casi como si me hubiera escuchado, pero quizás fue una simple coincidencia.
Hannah miró fijo detrás de mí mientras sonreía.
—Entonces ¿Ya me vas a contar sobre el chico? —Hannah seguía insistente.
—No conozco a ninguno. Ya deja de decir tonterías.
—Sí Hannah, fastidias —dijo Jordan mientras comía.
—El chico viene hacia acá —Hannah sonrió ampliamente.
Me quedé en mi lugar sin mover siquiera los ojos, yo dudaba mucho de las palabras de Hannah pero a ella nunca le gusta hacer bromas y eso fue lo más extraño de todo. Podría esperarlo de Jordan pero Hannah es más seria y directa, no la conocía en ese momento.
—¿Ángel? —La voz de un chico quitó mi escepticismo.
Era una voz conocida, no había hablado con él más que dos o tres minutos pero pude reconocerla. Me giré y pude ver a Leandro de pie mientras me miraba, seguía llevando la misma chamarra color negro con capucha, sus ojos seguían siendo impresionantes para mí y era inevitable verlos, una sonrisa se curvaba en sus labios mientras lo seguía mirando sin decir ni una sola palabra. Me levanté casi de un salto y correspondí a su sonrisa.
—¿Qué tal? —Espeté felizmente— No sabía que asistías a la misma preparatoria.
—Pues así son las cosas —soltó una leve risa—. Al parecer eres de nuevo ingreso.
—Sí, ¿Se nota mucho?
—No es que se note, conozco a muchas personas aquí y a ti no te había visto antes.
—¿Alguien nos va a presentar? —Preguntó Jordan serio.
—Leandro, ellos son Hannah Green y Jordan Park, mis mejores amigos. Chicos, él es Leandro Parnell.
—Mucho gusto —dijo Leandro.
—Es un gusto conocer al futuro novio de mi mejor amiga —sonrió Hannah.
Le lancé una mirada asesina, ese día Hannah estaba irreconocible. Leandro no le dio importancia a lo que Hannah dijo y simplemente soltó una leve risa.
—Y ¿Cómo se conocieron? —Hannah parecía muy interesada.
Leandro se sentó junto con nosotros y empezamos a contarles nuestra corta historia de cuando nos conocimos. Hannah y Jordan escuchaban muy atentamente, Hannah sonreía y Jordan tenía una cara de que simplemente le daba igual.
—¿Qué edad tienes? —Hannah se cruzó de brazos.
—Tengo 19 años.
—Ángel es una niña aún, señor Parnell —bromeó Jordan por primera vez en el día.
—Basta —dije firme y seria.
A decir verdad, Leandro no es feo físicamente. Tiene el cabello de color castaño obscuro, su tono de piel es más claro, esos ojos increíblemente maravillosos color miel, y la ropa de color negro creaban una imagen que a cualquier chica humana le podría llegar a gustar, no me sorprendería si tuviera admiradoras por toda la preparatoria. A pesar de lo atractivo que puede ser, realmente a mí no me interesa estar en una relación y creo que a él no le interesaría tampoco, creo que es más de esos chicos que suelen tener a cualquier mujer comiendo de la palma de su mano.
—No te preocupes Ángel —su rostro daba a notar indiferencia—. No me molesta, de hecho creo que me agradan mucho ustedes tres.
—¿Cómo es la vida de adultos? —Preguntó Jordan.
—No hay que hablar de temas tristes —Leandro sonrió ligeramente, al parecer le incomodaba hablar de tal tema.
En eso el tintineo de la campana resonó por todas partes indicando que el descanso había terminado. Hannah, Jordan y yo nos despedimos de Leandro mientras empezábamos a caminar en dirección opuesta a la de él. Llegamos a nuestro salón y las clases continuaron, pero en plena clase de Química dos chicos entraron al salón y empezaron a repartirnos hojas, una encuesta quizás. Nos dijeron que no pusiéramos nuestro nombre, solo la edad y sexo. Las preguntas parecían más de cosas sociales y problemas con el gobierno, pero la última pregunta me desconcertó completamente: 'Son cinco, uno es inferior, tres son pacientes y uno destruye. ¿Quién es Dios?'
Las respuestas a eso eran: 'Inferior', 'Paciente', 'Destructor' y 'Ninguna de las anteriores'. Puse el último inciso y debajo del inciso estaba una línea con un '¿Por qué?' al principio. No sabía que contestar, los demás a mi alrededor estaban entregando las hojas y a mí me faltaba únicamente esa. Finalmente supe que contestar, era corto y quizás estúpido pero era lo que yo creía. El tema de las religiones y deidades nunca me ha gustado, es por eso que se me hizo tonto elegir a uno de esos como un dios. Entregué la encuesta contestada a los que originalmente me la dieron pero cuando iban a tomarla a uno de ellos se les soltó un bolígrafo de las manos, inconscientemente lo atrapé pero me pareció extraño que no se hayan percatado ya que me miraron confundidos. Me fui a mi asiento y los chicos se fueron, deseé que alguien volviera a interrumpir la clase pero no fue así. Las horas siguieron pasando mientras pensaba si mi respuesta en la encuesta fue la correcta.
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Soy un "No-Humano".
Fiksi IlmiahÁngel Taylor, una simple chica cualquiera de cualquier parte del mundo. En ella nota ciertas habilidades cuando cumple los dieciséis años, habilidades que ella no poseía cuando era más pequeña. Pronto sin quererlo y sin que fuera su decisión escucha...