Jimin encontró a Yoongi llorando en la floristería.
Antes de eso, su mañana consistió en ignorar el mensaje de Namjoon que decía que debían reunirse después de que terminara de trabajar, mirar el montón de papeles sobre los Min y añadir palabras adicionales sobre Yoongi, y saltarse el desayuno por completo ya que el estrés lo estaba agobiando demasiado. Jimin caminó hacia la tienda a la luz del atardecer y, al abrir la puerta, encontró la tienda vacía y un florista que lloraba.
Estaba en el mostrador, los codos apoyados en la mesa y las manos cubriendo su rostro. Su cuerpo entero estaba desplomado contra el mostrador, temblando por los sollozos. La cabeza de Yoongi se levantó cuando la puerta se cerró. Sus ojos rojos y vidriosos se encontraron con los de Jimin.
—Jimin —susurró. Se limpió las lágrimas de la cara con su temblorosa mano.
—¿Qué pasó? —Jimin se apresuró hacia Yoongi, tomó las manos del mayor y las sujetó con fuerza sobre el mostrador—. ¿Sucedió algo malo?
Yoongi sacudió la cabeza, cerrando los ojos. Otro sollozo salió de sus labios.
—Es tonto, lo siento.
—No lo lamentes, está bien, todo estará bien.
Buscó en la cara y cuerpo de Yoongi, tratando de encontrar algo inusual. Sangre, una herida de bala, un rasguño, cualquier cosa. Todo lo que encontró fue el suéter azul claro de Yoongi, su delantal y sus labios temblorosos. Cuando quitó sus manos, los ojos de Yoongi se abrieron y se aferró a las manos de Jimin.
—¿A dónde vas? —preguntó en voz baja—. Por favor no me dejes.
El corazón de Jimin se rompió y sonrió tan gentilmente como le fue posible.
—Voy a rodear el mostrador para abrazarte.
Yoongi parpadeó. Sus labios se separaron, pero él no dijo nada. Jimin liberó lentamente las manos de Yoongi para caminar alrededor del mostrador. Tan pronto como la barrera entre ellos desapareció, Yoongi se adelantó y chocó contra Jimin. Sus brazos se envolvieron alrededor del menor con fuerza, lagrimas cayeron por su cuello. El asesino frotó su mano hacia arriba y abajo por la espalda contraria, dejando que el florista llore.
«¿Qué carajo pasó? ¿Namjoon vino aquí? ¿O alguien dijo algo malo? Estoy seguro de que a nadie le importaría si matara a unos cuantos idiotas... »
Cuando los sollozos de Yoongi se detuvieron, Jimin preguntó suavemente—: ¿Qué pasó, Yoongi?
Él pudo sentir a Yoongi respirar profundamente. Se preparó para lo que el mayor diría.
—Una de mis orquídeas murió. —Los pensamientos de Jimin golpearon el freno y los neumáticos chillaron—. Y yo... sé que puede sonar tonto para ti —dijo con voz quebrada—, pero todas mis flores significan mucho para mí, y si... si una muere, es como si hubiera perdido a un amigo.
Jimin no entendía ¿Por qué alguien lloraría así por la muerte de una flor? ¿Por qué lloraría Yoongi por la muerte una flor? ¿Estaba exagerando su papel de florista inocente?
Jimin retrocedió para cubrir la cara de Yoongi con una mano. El florista se apoyó en su toque, sus ojos vidriosos mirándolo fijamente. Él pasó su pulgar sobre la mejilla de Yoongi, buscando sus ojos. Todo lo que encontró fue dolor.
«No es un engaño», se dio cuenta.
Este era Yoongi.
Jimin se inclinó hacia adelante y presionó un beso en la frente de Yoongi. Oyó un chillido, y las comisuras de sus labios se levantaron hacia arriba. Se retiró para poner sus manos sobre los hombros de Yoongi y lo miró directamente a los ojos.
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Bring Me Home ※ YoonMin
FanfictionJimin es un asesino que se siente más cómodo sosteniendo un arma que cualquier otra cosa. Cuando se le asigna matar a Min Yoongi, un florista de ojos suaves y la sonrisa más linda que jamás haya visto, tiene que reflexionar sobre sí mismo y su moral...