Capitulo 3

13 0 0
                                    

Me movía incomoda en mi cama, poniéndome de todas las posiciones posibles, pero nada; no lograba conciliar el sueño.

Frustrada me levanto de la cama, mirando la hora en mi celular, 3:07 de la mañana, genial, 5 horas intentando dormir, sin éxito alguno. La lluvia se detuvo hace unos minutos, dejando la humedad y el frío en el ambiente. Cansada me dirijo a la ventana, y me siento en el mueble de esta; abriendo la ventana, mientras dejo qué el frío abraze mi cuerpo. Fijo mi mirada en el cielo, viendo como lentamente las nubes van descubriendo la luna, y a su vez una qué otra estrella.

Bajo mi mirada a la ventana qué da con la mía, esta sigue igual; abierta con la luz apagada. De pronto a mi mente se viene ese chico, el qué había visto anteriormente, recordando su mirada penetrante y ese escalofrío recorriendo mi espalda. Acaricio mis brazos sobre la tela de las mangas, decidida a cerrar la ventana, tomo su pasador, apunto de cerrarla, pero un ruido algo fuerte me detiene, el ruido viene de la casa de alado, como si alguien hubiese golpeado algo. Asomo un poco mi cabeza, ahora escuchando unas voces, la voz qué alcanzo a escuchar es ronca; escuchandose alterada. Se escucha una puerta siendo azotada, el sonido viene de la ventana que tengo en frente, trato de ver con claridad quién es la persona qué azotó la puerta, dejo de esforzarme cuando una luz amarillenta deja de lado la oscuridad qué reinaba en esa habitación, dejando ver a través de la ventana una habitación desordenada, con un chico en ella.

Está de espaldas, dejándome ver una ancha espalda, noto qué lleva sus manos hacia delante, hasta qué su camisa desaparece, dejando ver su blanca piel. Quería voltearme, y cerrar la ventana, pero no hacia ningún movimiento, solo me quede ahí, mirándolo. Pasea por su habitación, por lo que parece, está buscando algo. Se detiene en el mismo lugar donde se encontraba hace unos minutos, y lentamente se voltea a mi dirección; sorprendido por mi presencia en la ventana, miro fijamente su rostro, notando sus rosados y finos labios, subiendo mi mirada a sus ojos, unos ojos obscuros, acompañado con su cabello desordenado, su rostro es frívolo, con unas notables ojeras, con esos ojos penetrantes; logrando qué otra vez, sienta ese escalofrío recorrer mi espalda, apretando mis brazos.

Pero qué haces Micol ¡Reacciona!

Volviendo a entrar en razón, como la otra vez, cierro con brusquedad la ventana, y a su vez las cortinas.

Recuesto mi espalda en la fría pared, dejándome caer en ella.

—Qué bien Micol, ahora de seguro tu vecino piensa qué eres una acosadora—Digo para mi misma, mientras abrazo una almohada—Aghh!, estúpida curiosidad, lo qué me hace hacer.

Entierro mi cara en la almohada, pensando en lo qué acaba de pasar, repitiendo las escenas en mi mente, destacando sus ojos, esos ojos oscuros qué te penetran con la mirada.

Qué por alguna extraña razón me atraen...

Los rayos de sol entrando por un costado de la cortina se clavan en mi cara, provocando qué suelte un quejido de molestia, mientras intento acomodarme en mi almohada, al encontrar comodidad abrazo más a la almohada qué tengo en mis brazos.

—Aww, aun durmiendo en el piso busca la comodidad, qué tierna!

Lentamente abro mis ojos.

—Pero qué?, ¿qué hago en el piso?—Confundida miro mi cama.

¿Me quede dormida en el piso mientras debatía conmigo misma?

—Esa pregunta me la debería de hacer yo, pero conociéndote; te quedaste dormida en el piso.

Olvide qué es mi hermana, y sabe deducir lo qué pasa cuando hago esas expresiones.

—Anoche no podía dormir bien, dure un rato mirando las estrellas, supongo me quede dormida—Digo mientras restriego mis ojos.

Cicatrices |M.YG|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora