-¡Fíjate idiota! –Gritó e hizo que tirara mis libros.
- Lo siento, no me di cuenta –Me disculpe.
Todos a nuestro alrededor comenzaron a reír y a hacer burlas. Me puse de canclillas y comencé a levantar mis libros.
-Maldita igualada –Me empujo Louis y caí al suelo después de estar a unos pocos centímetros de este.
Era pisoteada por ese montón de idiotas que te odian sin alguna razón y que en algún momento se llegan a llamar “populares” pero no lo son, son una mierda que quieren intimidar a las personas haciéndose sentir “grandes” y tratar de aumentar su ego. La mayoría de ellos es porque tienen dinero, pero ni por más dinero que tengan deben hacer ese tipo de cosas, todos valemos por igual y ni uno es mas y ni otros son menos, pero a ellos les falta por aprender sobre eso. Necesitan encontrar a una persona a quien joderle la vida y la única pregunta que te haces es: ¿Qué les hice para que me traten de esta manera?
Nada, no les hice nada. Me aguantaba las ganas de golpearlos a todos, me aguataba decirles lo que son. A ellos les da gracia este tipo de cosas pero no se ponen en el lugar de uno, de cómo se siente que te traten de esta manera, ellos no lo entienden.
Me han jodido la vida desde que entre, dos años de burlas y mi única defensa; Ashley.
Me levante con mis libros en mano, sacudí con una mano mi uniforme y me di vuelta para ir a mi casillero ignorando a todos.
Concluyeron las clases con burlas de los demás chicos hacia mí.
Cuando dieron el timbre avisando que esta tortura que era para mí, había terminado. Salí lo más rápido del instituto para luego llegar a casa y encontrarla sola, sin mis padres.
Subí a mi habitación, avente mi bolso por un lado y busque afligida una caja debajo de mi cama donde tenía guardado cuters, tijeras y pequeños cuchillos que me hacen sentirme bien.
Comenzó a recorrer sangre, dolía mucho, pero entre dolor sonreía.
-Flash Back-
-Niña –Llamo mi atención alguien.
- ¿Qué pasa? –Pregunte inocente acercándome.
- Me podrías decir dónde queda esta dirección –Dijo. Saco un papelito y me lo entrego. Lo tome con mis manos pequeñas y lo empecé a leer.
De pronto sentí una mano recorrer mis piernas.
Me aleje rápido, el señor me estaba tocando. Él comenzó a reír y salí corriendo de ahí, llegue a casa y me puse a llorar.
-¿Qué te pasa? –Pregunto mi madre. Yo solo negaba y no respondía.- ¡Dime que pasa! –Grito mi madre.
- E... e-ese hombre… me-e toco –Titubee y comencé a llorar aun más.
- ¿De qué hablas? –Pregunto asustada mi madre. Pensaría lo peor.
- Me toco, está afuera –Solloce
Mi madre entendió y comenzó a llorar, salió rápidamente afuera tal vez en busca de ese hombre. Pero al regresar me abrazo fuerte.
-Fin Del Flash Back-
Cerré mis ojos presionándolos fuerte pasando esa cosa filosa que me hacía sentir bien, con dolor pero bien.
¡Por dios! Apenas tenía 10 años, ¿no tuvo corazón de traumar a una pequeña niña?
Lagrimas y mas lagrimas salían, ese recuerdo que hace mis días los peores, incluyendo a la cualquiera de mi madre.