Le dio la espalda a la comida y exclamó, "De verdad, te digo que no puedo comerlo".
Él le tomó la mano y comentó suavemente, "Esto no engorda, mi amor".
"Sólo como los martes, hoy es jueves".
Él abrió los ojos sorprendido, parpadeo un par de veces y soltó la mano del amor de su vida, "¿Cómo?".
"Eso, eso sólo lo como los martes", dijo mientras miraba hacia el techo fastidiada.