Youth-Troye sivan
Los recuerdos siempre han sido una de mis cosas favoritas en el mundo.
Había pasado los últimos diez años de mi vida guardando tantos de ellos como pude, por lo que parte de mi habitación en ese entonces parecía más una tienda de antigüedades que la habitación de un chico normal de dieciséis años. Esos recuerdos variaban desde baratijas que había comprado en las tiendas de regalos de los hoteles a los que habíamos ido hasta fotografías y una colección de boletos de avión. Tenía diferentes álbumes de fotografías llenos de momentos que pensaba atesorar por siempre, junto con mis personas favoritas en todo el mundo.
Uno de ellos era dedicado únicamente a mis padres, los mejores hombres que alguien podría conocer y quienes me habían brindado todo el cariño que un niño podría necesitar desde el momento en que los conocí. Ellos eran mis mejores amigos, por lo que solía contarles cada cosa (O bueno, casi) de mi vida y tenían una gran confianza en mí. Pero a pesar de que existía ese increíble vínculo entre nosotros, ellos me habían prohibido rotundamente estudiar en St Judas College (Lo único injusto que creía que habían hecho), también conocido como el Royal College of London. St Judas era uno de los diez internados más prestigiosos. Entraba en la Clarendon Comission (Básicamente era una liga de las escuelas élite del país) y era de los pocos colegios que actualmente cumplían el régimen de internado absoluto. Entonces, si St Judas era tan importante como parecía, supongo que queda una pregunta en el aire ¿Por qué mis padres no me habían dejado estudiar ahí? La respuesta es: Porque Harry, uno de mis padres, era el dueño y director.
Bueno, no era necesariamente por eso, pero influyó bastante en esa estricta decisión que tomaron, quitándome la oportunidad de estudiar en el mismo lugar en el que ellos estudiaron años atrás (En donde todos mis tíos, sus amigos, estudiaron también) con la excusa de que no tenía la edad suficiente para irme de casa.
Dato interesante: El internado quedaba a las afueras de la ciudad por lo que era apenas una hora de viaje en coche, así que la distancia no servía de excusa aunque lo intentasen.
Y tocando el tema de mis padres: Ellos se conocieron en la adolescencia, se enamoraron y vivieron una increíble historia de amor. Se casaron a los veintitantos y me adoptaron dos años después, dándome una vida privilegiada y llena de amor. Pero nunca les gustó la idea de que me alejase de casa (por razones específicas), entonces todos acordamos que cuando tuviese dieciséis sería una edad apropiada para poder ir y ellos terminaron haciendo también un acuerdo con los padres de Leila (Mi mejor amiga/hermana/la persona que me gustaba pero ella no lo sabía). Sus padres y los míos eran mejores amigos, por lo que los había conocido la mayor parte de mi vida y existía esa confianza que sólo tienes con personas a las que consideras tu familia.
Ahora, ya que he explicado un poco, puedo hacerles un mejor resumen de lo que había sucedido en esos últimos años:
Cumplí once años y tuvimos unas divertidas vacaciones en Hawái en donde Baba (Mi otro padre al que llamo de esa manera por cariño) hizo un drama porque creyó ver un tiburón que en realidad sólo era una tabla de surf flotando al revés, aun así no dejó de llorar y todos lo abrazamos para consolarlo y darle amor.
En el Halloween de ese año Leila y yo nos disfrazamos de piratas, ella era el capitán barba negra y yo su fiel ayudante (Cosa que iba con nosotros puesto a que siempre era su compañero de travesuras). Baba se disfrazó de Albert Einstein y Papá de Elton John (Con brillos y todo el asunto).
A los trece años todos en el salón de clases hablaban de dar su primer beso y muchos alardeaban de haberlo hecho. Leila era una de esas que sí lo había dado, y yo aunque siempre estuve enamorado de la idea del amor, nunca quise adelantarme.
ESTÁS LEYENDO
Atypical [Extraordinary #02] 《Editando》
Teen Fiction"-Tal vez soy demasiado joven para decirlo, pero siempre serás el amor de mi vida."