Capítulo 4

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AGNES

Quedo impresionada al ver la enorme casa en la que aparcó el taxista. Se escucha una música electrónica a todo volumen desde el interior. Es una casa de ensueño, es muy grande, tiene dos pisos y la construcción es de un acabado muy elegante. Se encuentra en una privada, en la entrada un guardia nos preguntó a qué veníamos antes de que nos dejara pasar, al parecer los dueños de las casas le tienen que avisar si alguien vendrá de visita para que los deje pasar. Las casas aquí están muy apartadas unas a otras, teniendo su propio espacio en grande. Fuera de la casa-mansión un chico al ver que bajo del taxi con varias cajas de pizzas en mis brazos grita emocionado y levanta su brazo con una bebida en la mano. Se termina de beber lo que haya en el interior de su vaso y lo tira al suelo acercándose a mi. A parado de llover y ahora el cielo se encuentra oscuro y nublado, con una brisa fresca golpeando mi cara.

—Tardaste en traer esas pizzas, rosita —Me mira con una mueca en sus labios. Me remuevo en mi lugar incomoda al oír el raro apodo que acaba de decirme.

Me quita las pizzas de los brazos y se encamina hacia la entrada de la casa. Tan rápido como puedo le pago al taxista y tomo el resto de las cajas de pizza que quedan en el asiento trasero y me encamino detrás de el antes de que desaparezca de mi vista. Al entrar a la enorme casa choco con varias personas que caminan y bailan por todas partes. La luz del interior es tenue y la música está al máximo volumen haciendo que me zumben los oídos. Las personas aquí parecen ser universitarios, todos se miran más grandes que yo. La casa-mansión es incluso más grande por dentro, frente a la puerta principal está una escalera imperial, que lleva al segundo piso, es hermosa con barandales negros. El suelo es de un mármol blanco y en el techo de la entrada hay un gigante candelabro de cristal colgando. La casa es tan lujosa que temo tropezar y manchar todo, o romper algo. Mientras mas me adentro en ella mas me sorprende cuán lujosa se ve, con decoraciones que quedan a la perfección con el color de las paredes y el suelo.

—¡Llegó la pizza! —Grita el chico que trae el resto de las pizzas cuando llegamos a la cocina. En cuanto entro logro visualizar a Diana sentada en la barra de cocina platicando con un chico que me da la espalda.

Al igual que toda la casa, la cocina es muy grande y blanca, tiene una larga barra en medio y luces colgando arriba de esta. Incluso tiene dos refrigeradores. En la cocina hay menos personas, una que otra se encuentran platicando con un vaso de plástico en mano. Cuando el chico que me ayudó con las pizzas gritó todos nos voltean a ver y al recaer en las pizzas se alegran tanto como el chico. Diana al verme se baja de la barra, el chico que tiene enfrente la ayuda y logro reconocer que es el mismo que ayer fue a la pizzería y quien estaba con Diana y Aiden. Diana toma unas pizzas de mis brazos y las dos las colocamos en la barra. Después se gira y me sonríe alegre, más alegre de lo que la he visto en el poco tiempo que la llevo conociendo.

—Gracias por traerlos Agnes, te debo una —Dice arrastrando las palabras y dándome un abrazo. Yo se la devuelvo extrañada por tal acción inusual en ella.

Se separa de mi y logro verla mejor. Lleva puesto un labial rojo intenso y su cabello negro corto en ondas alocadas, tiene una falda negra ajustada con un top plateado brillante y unas botas largas que le llegan hasta las rodillas. Luce tan genial que me gustaría vestirme así pero se que jamás me atrevería a hacerlo. Con algo de dificultad se acerca a la barra y toma una rebanada de pizza de una de las cajas. Parece estar algo borracha. En segundos las cajas son tomadas por varias personas que comienzan a comer de las pizzas animadamente. El chico que estaba con Diana se acerca más a nosotras. Es alto aunque no por mucho, su cabello es lacio peinado hacia atrás y muy negro, su cara está llena de pecas pero más en su nariz.

—Lindo cabello —Levanta las cejas y suelta una risa. En realidad no entendí su expresión pero de todos modos le digo un ligero gracias algo tímida.

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