Capítulo III: Drunk.

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Este día estaba siendo caótico, deseaba estar en casa tomar una cerveza, comer pizza y olvidarme del caos que había en la oficina pues no podíamos cerrar un trato con una importante empresa en México que quería asociarse con nuestro departamento de diseños. Cuando terminé de hablar por teléfono con mi padre que estaba de viaje, Laura entró a la oficina.

-Juliana, hay una chica afuera que quiere hablar contigo –se mordió el labio en señal de nerviosismo y lo sabía porque la conocía desde hace años-

-¿Quién es? –pregunté pero ya sabía la respuesta-

-Es la antigua secretaria de tu padre pero me pidió que llamara también a Sergio.

-Déjala pasar -algo en mi colapso al volver a verla-

-Juli... -quedó pálido al entrar en mi oficina y verla- ¿Carolina qué haces aquí?

-Vengo a hablar con ustedes -comentó como si fuese algo obvio-

-¿Qué quieres? -respondí de manera áspera-

-Sergio y yo -lo miró fijamente- seremos padres

Y así sentí como lo que había almorzado se devolvía de mi estómago a mi garganta. Sentía como todo a mí alrededor se hacía más pequeño, pero reaccioné y vi la expresión de sorpresa que tenía Sergio en la cara.

-Yo... -tomé mi bolso y mi teléfono y salí corriendo de aquella oficina-

-Juliana -escuché a Dos Santos detrás de mí- Juliana Valdés por favor -me tomó del brazo para detenerme-

-No me toques Dos Santos, no me vuelvas a tocar en tu miserable vida - y logré soltarme de su agarre para subir al elevador, al estar dentro no aguante más y rompí en llanto.

Al llegar al estacionamiento no sabía qué hacer, estaba vuelta un manojo de emociones, le marqué a Jaime pero supuse que por la hora estaría en el bar, así que me decidí por aquello, ir al bar de mi mejor amigo mientras lloraba en la vía y me sentía como una estúpida.

Tanto esfuerzo que había dado a una relación, todo intento de reconciliación y la segunda oportunidad que le había ofrecido a Sergio, todo aquello se fue por la borda.

Necesitaba a mamá, a mis hermanos, pero sobre todo a mi papá en ese momento pero sabía que al enterarse el mismo iría a matar a Sergio por herir a su hija de nuevo, así que no era factible. Llegué al bar pero mi amigo no estaba ahí, le deje un mensaje mientras me dirigía a la barra y pedía una ronda de shots para despejar mi mente y calmar mis emociones.

Bufé al ver la notificación en mi teléfono pero lo ignore, realmente no quería saber nada de él.

-¿Puedo sentarme aquí? –preguntó alguien, supuse que era una chica por el tono de su voz y le hice seña de que lo hiciera mientras yo tomaba mi segundo shot de la noche-

-Puedes sentarte donde tú quieras, es un bar libre –comenté tomando otro shot-

-Vaya, eres una chica áspera –expresó aquella desconocida, así que me giré para encararla, sin embargo en el momento que mis ojos se enfocaron en su cara sentí que todo a mi alrededor se paralizaba, mi corazón comenzando a bombear rápidamente y mis mejillas arder.

Aquella chica parecía hecha por los mismísimos dioses del olimpo, hija de Afrodita o de Zeus, pues tenía una cara angelical que te dejaba sin palabras con tan solo verla, unos hermosos ojos azules impresionantes y una hermosa sonrisa.

-Lo siento, tuve un día muy difícil –comenté saliendo de mi trance-

-Tranquila, es mi culpa –se disculpó, ella no tenía la culpa de nada lo que me estaba pasando- si quieres me voy.

-No, no, te puedes quedar, tú no tienes la culpa de nada–dije para que se sintiera más tranquila-

-¿Quieres hablar de eso? –preguntó tomando un sorbo de su trago-

-Digamos que –mi voz se quebró- estoy pasando por un mal momento.

-No soy psicóloga ni nada eh, pero si necesitas hablar con alguien y no tienes en este momento con quien, soy toda oídos.

Aquella chica, quería ser amable y yo solo quería desahogarme, así que decidí contarle a una completa extraña la razón por qué yo, Juliana Valdés, estaba al borde del llanto en el bar de mi mejor amigo con una ronda de shots para mi sola. Así que le conté sobre los 4 años que tenía junto a Sergio, todo lo que pasamos, incluso la sorpresa que me lleve el día de hoy.

-Wait, hagamos una pausa ¿de verdad la dejó embarazada? –preguntó atónita a lo que yo le había contado-

-Sí, y no sé si él sabía si no lo sabía.

-Eso no tiene justificación, nada justifica su infidelidad -me miró fijamente durante un minuto- además es un idiota, es decir, ¡mírate eres toda una belleza de mujer! –eso no me lo esperaba lo cual me hizo sonrojar y sonreír al mismo tiempo-

-Gracias, supongo –me sentía apenada en ese momento- Soy Juliana por cierto –supongo que después de contarle mi vida sería bueno que al menos sepa mi nombre-

-Valentina a tus servicios, un placer –y me sonrió ampliamente-

Continuamos con nuestra conversación durante un rato más, los tragos iban y venían, Valentina había pedido cócteles y canceló el servicio del tequila porque si no yo iba a terminar muy mal y debía manejar.

Hablar con aquella chica esa noche me había hecho olvidar un poco el problema que tenía que enfrentar cuando volviera a casa, si es que volvía.

Decidí que ya era hora de irme pues eran un poco pasadas las once de la noche.

-Hey, creo que ya es hora de marcharme, debo manejar y es tarde –saqué mi cartera para pagar y la rubia me detuvo-

-No te preocupes, esta va por mi cuenta –sacó su billetera y se la dio a Rick, el cantinero-

Me acompañó hasta mi auto y aquello me pareció un tierno gesto.

-Gracias por todo esta noche –le agradecí por el gesto amable que tuvo hacía mí-

-No tienes nada que agradecer, para mí fue un placer escucharte y compartir contigo –sonrió- espero tenga suerte y pueda verte de nuevo.

-Pues aquí me verás, cuenta con eso –tomé su mano para estrecharla y subí a mi auto.

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Holaaaa, iré actualizando poco a poco los capítulos dependiendo de sus comentarios, me gustaría leerlos.

Mucho amor.  

What I Need | AU JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora