Juliana Valdés, la hija de un famoso magnate europeo comienza a descubrir nuevos sentimientos luego de conocer a Valentina Carvajal, una fotógrafa reconocida con la cual tendrá una relación muy particular.
Juntas deberán afrontar los obstáculos que...
Había decidido volver a la oficina la segunda semana de enero, pues necesitaba salir de casa y volver a enfrentarme al mundo exterior, y para ser sincera, extrañaba mi área de trabajo y a mi querida amiga Laura.
Ella sola se había encargado de todo lo que tenía que hacer desde el accidente y le agradecía infinitamente aquello, buscaría alguna manera de agradecerle todo lo que había hecho.
Más tarde ese mismo día iba a reunirme con el chino porque tenía cosas que hablar con el... Una importante conversación.
Me recibió con un abrazo y dos besos en las mejillas, si tomaba esta decisión definitivamente iba a extrañar mucho estos momentos.
-¿Qué sucede Juli? –preguntó-
-Tengo que hablar contigo –murmuré cabizbaja-
-¿Pasa algo?
-Yo... umm –no sabía cómo decirle aquello-
-Hija, puedes decirme cualquier cosa.
-Lo sé solo es que –hice una pausa- a Valentina le ofrecieron un super empleo en Nueva York y...
-Te pidió que fueras con ella –me miró escaneando mi reacción-
-¿Cómo lo sabes?
-Habló conmigo cuando estábamos en Mallorca –comentó- Y déjame decirte que si decides no ir estarías rompiendo el corazón de las dos.
-Es que tengo mi vida y todo aquí papá, no sé qué hacer.
-Ve con ella, ve con ella la semana que viene y ves cómo es la ciudad y luego decides, hija tu vida está junto a ella, jamás te había visto tan feliz y no sabes cuánto eso me llena.
-¿En serio? –pregunté levantándome de la silla para abrazarlo- Pero... ¿Lupe?
-Ay tu madre tiene una copia de ti y otro hijo, ella sabe que eres completamente feliz y ya lo sabe también, ya es tu decisión hija, eres toda una adulta.
-Son los mejores padres del mundo –lo abracé más fuerte-
-Y tú la mejor hija, pero no le digas nada a tus hermanos –bromeó- ¿Lo harás?
-Creo que viajare con ella la próxima semana y decidiré.
-No la dejes ir, esta oportunidad –me pidió y entendí cuánta razón tenía aquel hombre en ese momento-
-No lo haré.
Después de aquel largo día en la oficina llegue al departamento, cansada con ganas de un baño y me conseguí con un escenario encantador. Valentina estaba preparando la cena, pero no cualquier cena.
-¿Estás haciendo pizza? –pregunté al entrar a la cocina-
-Buona notte mi amore –respondió en italiano- Si, eso hago, quería sorprenderte
-¿Desde cuando hablas italiano?
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-Desde que pase un verano allá con mi familia jaja
-Eres magnifica, de verdad –me acerqué y le di un beso en la mejilla-
-¿Qué tal tu día? –preguntó mientras yo tomaba una rebanada de salami-
-Horrible, no extrañaba la oficina... ¿Y el tuyo?
-Solo tuve una sesión hoy y no fue la gran cosa –respondió preparando la salsa de tomates- ¿Quieres que te prepare un baño chiquita?
-Me encantaría pero estas cocinando –respondí-
-Sabes que no es molestia hacerlo –me tomo de la mano-
-Pero termina de cocinar tranquila y luego me das uno de esos fabulosos masajes tuyos, ¿vale? –le propuse y una sonrisa pícara cruzo su rostro-
-Acepto pero mueve ese duraznito a la ducha mientras yo termino aquí –me ordenó y le robe un beso antes de caminar hacía el baño-
Luego de una ducha caliente reparadora y de una cena espectacular, nos recostamos en el sofá buscando algo para ver en Netflix pero luego recordé algo importante que debíamos discutir.
-Tenemos que hablar –dije sentándome-
-¿Qué sucede? –preguntó sorprendida-
-Hoy hable con el chino sobre lo de New York, de lo que me propusiste –expliqué mientras la tranquilizaba-
-¿Qué te dijo Juls? Vamos no me dejes así.
-Me dijo que me fuera contigo, que no te dejara ir, que fuese feliz contigo así fuese en el polo norte, que él apoyaba mis decisiones –exprese tomando su mano-
-¿Y tú quieres irte conmigo? –sus ojos brillaban expectantes-
-Muero por vivir contigo en donde sea, mientras estemos juntas.
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