Capítulo 3

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Aeropuerto, California, 30 de julio de 2012, 8:30am

Una vez que nos encontramos en el avión, buscó mi asiento, observo a mis amigas, cada una está detrás de mí buscando su asiento, por suerte nos hemos sentado juntas, Olena irá junto a France un par de asientos frente a nosotras, mientras que Alice se sienta junto a la ventana y yo a su lado, en el otro asiento de mi lado izquierdo se sienta una señora con el pelo canoso, sin decir nada se sienta y se acomoda para poder dormir; intentó hablar con Víctor pero al final solo pude enviarle un mensaje.

Él se había mostrado muy poco dispuesto a aceptar esta inusual despedida de soltera, aunque no habíamos hablado demasiado, ya que él se encontraba en Italia y la mayoría del tiempo se encontraba ocupado, solo habíamos hablado una vez y tras discutir el porqué quería hacerlo de esta manera solamente había terminado por aceptar cuando acordé en irlo a ver a Milán para regresar juntos.

Me sentí bastante inquieta y en un estado de alerta, como si algo fuera a suceder, pero como siempre hago, desde mi compromiso, lo ignore.
Al iniciar el despegue apague el celular, solo había enviado un mensaje a mis padres y a Víctor de que apenas habíamos subido al avión antes de salir del país, no obtuve ninguna respuesta, tampoco la esperaba, mientras Alice observaba el paisaje intente calmarme, despejar todas las inquietudes que sentía sobre la boda, mi trabajo, Víctor… intente cerrar mi mente, con muy poco éxito puesto que minutos más tarde volvía a pensar en lo que me angustiaba y me regañaba mentalmente por hacerlo, y así el ciclo se repetía hasta que mi cerebro pudo enfocar su atención en el paisaje.

Posiblemente habían pasado unos cuantos minutos del despegue y se podía distinguir a las personas que cruzaban la calle o a las que caminaban por la acera, mientras las observaba mis sentidos, el oído y la vista, se desconectaron del mundo real, comencé a soñar despierta con diferentes recuerdos, lo que descubrí me hizo sentir un escalofrío que me hizo estremecer en mi asiento.

Alice me observó - ¿Todo bien?- preguntó preocupada
Sí, no te preocupes- le reste importancia

Ella me observó unos segundos más antes de tomar el libro que tenía sobre sus piernas para ponerse a leer, apenas y preste atención a su lectura ya que le daba vueltas a mi nuevo descubrimiento. Sin querer había encontrado un pequeño orificio en la forma de mi alma, una grieta pequeña pero profunda casi igual a cortarse con una hoja de papel, la herida es superficial pero bastante molesta, la razón era fácil de entender, si me conocen bien

No puedo estar anclada a un lugar en específico, tampoco a la rutina, cuando veo a través del cristal solo distingo eso, a la gente, tan pequeña como se puede observar al iniciar el despegue, que camina de un lado a otro, buscando una estabilidad, buscando tranquilidad; me resulta extraño, no quiero sumergirme en esa cotidianeidad, no quiero ser yo la que está en tierra preocupada por el dinero de la semana, tampoco preocuparme porque no me siento a gusto en el trabajo, no quiero pertenecer a lo usual, y sin embargo, pertenezco allí.

Me acomodó en el asiento mientras analizó mi situación, me siento aún más inquieta de lo que estaba al comenzar el vuelo.

Respira- me habló mentalmente, últimamente lo hago seguido, tomo aire e intento centrar mi atención en las personas que van en el avión, incluso intento escuchar la conversación de mi hermana y France, obviamente no puedo debido a los demás ruidos y la distancia a la que nos encontramos.

Rendida me dejo llevar por donde sea que me lleven mis pensamientos, recuerdo espontáneamente mi juventud, no tan agradable pero no me quejo, durante esa etapa conocí el verdadero significado de la amistad, también me veo haciendo mil y un cosas diferentes, sonrió inconscientemente, me considero una persona tranquila pero muy activa, siempre estoy intentando aprender algo nuevo, algo que me gusta y que me hace crecer como persona, sin embargo, caigo en cuenta que desde hace tiempo lo he dejado de hacer, no sé con exactitud ni cuándo ni cómo, solo me he quedado quieta, sin hacer nada nuevo en los últimos meses.
Repaso mi rutina, mis actividades diarias y además del trabajo o de salir con amigas, me siento… Estancada.

Me decepcionó de mi misma, durante la Universidad me había prometido no hacerlo, no sumergirme en la situación de buscar solamente solvencia económica y lo que se espera para cuando tienes una estabilidad, casarse y formar una familia; había hecho un pacto conmigo misma de tratar de tener algo que hacer, algo que me hiciera sentir viva que, por pequeño que fuera, me sacara de esa cotidianidad

Quiero abofetearme pero recuerdo que no estoy sola, estoy en un avión y Alice está a mi lado, intentó valorar las cosas, encontrar una solución agradable pero entonces aparece una muy difusa imagen de Víctor, intentó descubrir qué es lo me lleva a pensar en él, solo recuerdo la forma en la que nos conocimos, una y otra vez, como si algo, algún detalle, lo hubiera pasado por alto.

Respiro ondo, solo estoy imaginando cosas que no existen, me convenzo de que una vez termine el viaje todo va a encajar en su lugar, con eso en mente, planeo los lugares que quiero ver, realmente se que estoy evadiendo el problema principal, pero mi ansiedad es enorme como para permitirme actuar con sensatez

Me acomodo en el asiento, la inquietud no me abandona aunque se reduce, ahora soy consciente de que me he estado sumergiendo en un bucle de la rutina y que necesito salir de él para sentirme mejor, solo se me ocurre hablarlo con Victor, pues desde que comenzamos a salir siempre hacemos las mismas cosas, tal vez, si lo hablamos pueda haber una mejor respuesta, una vez que ambos hagamos algo diferente, que nos saque de la rutina, las cosas puedan calmarse y llevemos un matrimonio tranquilo, me siento un poco más optimista al respecto y esto me ayuda a disfrutar más del viaje.

El trayecto es tranquilo, a pesar de mi continua forma de pensar en un sin fin de problemas, Olena y France de vez en cuando volteaban a vernos para preguntar sobre algo o para decirnos algo, pero no ocurre nada extraordinario, los demás pasajeros también van hablando entre ellos, algunos niños juegan con el teléfono de sus padres o toman fotos, son pocos los que están haciendo travesuras, la señora que se sentó junto a mí, ha estado dormida durante todo el trayecto y solo me sonríe cuando despierta, se disculpa si causó molestias, le sonrió y le digo que no se preocupe que no ha molestado, a los minutos nos avisan de que casi hemos aterrizado, la señora me observa un poco nerviosa, sus ojos son como ámbar pero poseen un brillo especial, la observó a su vez, me imagino que está nerviosa por el aterrizaje, ella no dice nada y esperamos a que el avión aterrice.

Una vez en tierra, me siento eufórica, pero no logro distinguir si se debía a que por fin, luego de haber pasado horas resolviendo conflictos probablemente inexistentes, había dejado a un lado mis preocupaciones, o si se debía a que el aspecto de la gente fuera del aeropuerto es amigable y me inspira confianza.

Muy bien, me digo, aquí vamos…

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⏰ Última actualización: May 02, 2019 ⏰

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