A Liz, una gran amiga.
A Dulce, que me ha aguantado cuando peor he estado. Ella demuestra que la verdadera amistad existe.
A ti, amigo lector, conocido o no, pero que te tomas parte de tu tiempo para que yo, en mi extraña y bizarra imaginación, llene algunos espacios de tu mente y curiosidad lectora, gracias por acompañarme en este sueño, el cual apenas comienza.
"Porque los monstruos existen, se alimentan de nosotros, de nuestros miedos. Ellos viven en nosotros, en nuestras inseguridades."
"Degeneramos en horribles títeres perseguidos por el recuerdo de las pasiones que nos dieron demasiado miedo, de las exquisitas tentaciones de las que nos faltó valor para ceder"
Oscar Wilde, El Retrato de Dorian Gray
Introducción
Sangre a la luz de estrellas
Liz estaba dormida, soñaba con Nueva Orleans y su delicioso clima cálido. Soñaba con los mosquitos y con el sol; con el hermoso sol. Afuera hacía mucha ventisca, un aire frio del norte. El viento furioso azotó la ventana, esta gimió, pero no cedió un solo milímetro, no lo iba a dejar pasar. Liz giró sobre sí misma, en la cama, algo la incomodaba, aun en sueños, no estaba sola.
El viento sopló con más fuerza, una rama de Big John salió volando e impacto el cristal, este crujió y se estrelló, llorando. Había fallado su tarea.
Michael...
Estaba sentado en su cama, algo lo había despertado, pero ¿Qué? La oscuridad era total y el silencio reinaba por sobre los sonidos. Se llevó su mano derecha a la muñeca izquierda, verificó su reloj Casio que su madre le había regalado en primavera. Apretó el botón superior derecho y una mortecina luz verde militar marco las tres y media de la mañana, instintivamente alzo la vista, clavando su mirada en el espacio vacío.
Liz...
Salió de la cama, el suelo frío magullaba sus pies aun con las pantuflas puestas, era como si el piso de madera se hubiera astillado. El viento frio, que se colaba por una rendija en el vidrio, le picaba en la cara como unos pequeños alfileres, pero en sus pensamientos, eso era lo último que le importaba.
(Se los llevó)
Tenía que buscar a Vane e irse de allí, se puso una gruesa chamarra y abrió la puerta, esta no opuso resistencia, abrió silenciosa, o ¿Cómo saberlo? El viento sonaba muy fuerte, aterradoramente fuerte. Salió de la habitación, con el frio entumiéndole las piernas.
-¡Vane! -Gritó. El cuarto de su hermana estaba justo frente al suyo, comunicado por un angosto corredor, con un hermoso barandal de madera que las protegía de caer en las escaleras. Camino en dirección del cuarto de su hermana, el viento silbaba con más furia, silbaba fuerte por el vidrio estrellado.
-¡Vanessa! -Gritó con más fuerza. Sus oídos murmuraban, zumbaban, el miedo se apoderaba de sus piernas, temblaban. -¡Por favor Vanessa! -como pudo y tanteando en la oscuridad, accionó el interruptor de la luz, esta prendió cálida, iluminando el corredor. Iría por su hermana, el miedo se había esfumado con la llegada de la luz. Avanzó un poco y un enorme estrepito sonó en su habitación, giró su cuello y vio los vidrios rotos arremolinados en el piso, una enorme piedra rodaba hacía ella, alguien (algo) la había aventado. -¡Vanessa! -Gritó tan fuerte que su garganta le ardió por el esfuerzo, el viento entró por donde antes estaba el ventanal, esté le susurro sus planes, disfrazados de un silbido inocente. Se preparaba para volver a caminar hacía la habitación de su hermana, pero una sensación en sus piernas crecía, sus pies se volvieron pesados, como si estuvieran rellenados de plomo, dio un paso titubeante y torpe, agarrada del barandal, una lagrima se escapaba por su mejilla. Otro paso pesado, la puerta estaba más cerca, seguía cerrada, otro vidrio reventó aullando, esté en la planta baja, a su vez, un golpe sordo se le sumaba en la madera pintada. Otro golpe se le sumó y otro. Varias piedras que golpeaban coordinadas en la fachada de la casa, las ventanas explotaban y la madera crujía a cada golpe, el sonido de la lluvia de rocas opacó momentáneamente al sonido del viento, que parecía haber cesado, dándole paso a las rocas a continuar su embestida.
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El Susurro Del Viento
HorrorMichael Miller, un periodista cegado por la ambición, es incriminado en un salvaje homicidio perpetrado bajo órdenes de un político corrupto. Así, Michael es recluido por su propia seguridad en Old Lake Hill, un pequeño pueblo de los límites canadie...